Argentina - Brasil - Chile (ABC)
Peronismo y unidad latinoamericana
Alberto J. Sosa
Julio 1982
INTRODUCCIÓN
Pretendemos en este trabajo efectuar una primera aproximación al estudio de la política exterior peronista, en relación con la integración latinoamericana. Esta última proposición – la de la integración – ha sido soslayada por sectores dirigentes de la Argentina que no descuidaron oportunidad para señalar, en un significativo lapso de su vida política independiente, su extrañamiento de América Latina. No resulta raro que una de las pocas experiencias que quebró la regla de aislamiento hacia el continente – período 1950/1955 – permanezca olvidada, cuando no ignorada, aún en ambientes políticos y académicos.
Las ideas de unidad continental habían germinado en la etapa emancipadora en el recinto de comunes creencias, normas y objetivos. El idealismo anfictiónico bolivariano no sustantivaba la formación de un único mercado compartido. Todo lo contrario, sus esfuerzos estaban encaminados al plano superestructural . Este proyecto vivirá su momento de apogeo en el Congreso de Panamá (1826) y con avances y retrocesos caducará luego del fallido Congreso de Lima (1864) y ulterior eslabonamiento de los diversos Estados del área al mercado mundial. Extraviados en su balcanización, los Estados de la Región deberán esperar mejores épocas para plantearse el tema de la unidad. En 1941, se suscribirá el Tratado de Montevideo, que morirá nonato y habrá que esperar a los años 50 (XX) para que las formulaci ones de unidad cobren nueva vigencia.
El planteamiento integracionista resurgirá, a nivel mundial, en la segunda posguerra. EUA proveerá cooperación en ésta dirección a Europa Occidental, con el objeto de contrarrestar el avance soviético.
Europa había sido escenario de enfrentamientos como los de 1870/71, 1914/18 y 1939/45. Su desgarramiento y postración debían evitarse, así como el expansionismo de la URSS. En virtud del Plan Marshall, EUA participará en la reconstrucción europea (desempeñando el rol de poder mentor exógeno) y prestará socorro financiero por intermedio de la O.E.C.E. para el cumplimiento de sus objetivos. Una Europa fragmentada y enfrentada era, por razones de vecindad geográfica, fácil presa de la URSS. Una Europa unida y comunitaria era la fórmula ideal para derrotar el estancamiento y aventar la “asechanza soviética”. Si EUA contribuye a la unidad de Francia y de la República Federal Alemana en Europa, a través de la CECA.; en América del Sur contribuye a la desunión de Brasil y de Argentina. Mientras en Europa ataca las causas del descontento social, en América Latina, por intermedio de la doctrina de la Seguridad Hemisférica ( el TIAR es el primer pacto militar de la guerra fría), procura combatir los efectos.
Es necesario admitir que EUA tiene intereses globales y que, en esa instancia histórica, sus intereses y los propios de Europa Occidental eran convergentes, no así los intereses de EUA y los de América Latina. Estos últimos pasaban por el meridiano de la industrialización, por la diversificación de la producción, por la estabilización de los precios de las materias primas, por la formación de un mercado sudamericano ampliado y por una nueva inserción externa ( la crisis del año 29 y las dos guerras mundiales modificaron la estructura de poder internacional y debilitaron los lazos de subordinación con el mundo central europeo).
El gobierno de EUA acosado por sus responsabilidades en materia de seguridad en Europa y Asia, tendía a descuidar o ignorar a América Latina. Sus intereses globales requerían una Europa Occidental reconstruida y unida, así como una América Latina dividida para garantizar su supremacía en el continente.
En el cuadro de guerra fría, de carácter bipolar ortodoxo, con una profunda impermeabilidad inter-bloques y con una marcada asimetría intra-bloque (relación subordinada de los miembros vis a vis la potencia hegemónica), la URSS no constituía una amenaza para el hemisferio americano, en razón de los acuerdos internacionales vigentes.
La Argentina de la segunda posguerra padecía( desde hacía casi un cuarto de siglo), de una degradación de su personalidad política internacional. El cuadro de posibilidades en el cual debe insertarse se estrecha por el debilitamiento de la relación con el Reino Unido de Gran Bretaña (comenzó su declinación en la primera posguerra) y por la agudización en los ´40 del habitual “antinorteamericanismo” argentino. Persuadida cierta elite de que el país había perdido el rol de influyente Regional que el Reino Unido de Gran Bretaña le había atribuido, a través del vínculo societario (1) que se prolongó desde 1880 hasta 1930, especuló con el desencadenam iento de u n tercer conflicto bélico mundial, que acelerase la industrialización argentina y reorientase la producción del país hacia un mercado latinoamericano autosuficiente, en el que la Argentina desempeñase el papel de proveedor de bienes manufacturados.
Descartado el enfrentamiento desembozado, por inviable, con la potencia hegemónica, cuyo PBI representaba casi la mitad del mundial (2), Argentina debía acumular recursos de poder y complementar racionalmente su economía con los Estados vecinos ( en modo especial Brasil y Chile), para negociar en las condiciones menos desfavorables posibles con EUA su ubicación en la bipolar y estratificada comunidad internacional de posguerra.
Dentro del esquema descripto trataremos el tema de la política exterior peronista en el ámbito latinoamericano.
La política exterior del gobierno peronista utilizó diversos cursos de acción para lograr su objetivo de acrecentar el poder de Sudamérica bajo liderazgo argentino. Los medios de que se vale, técnicos y políticos de acuerdo con su programa de integración, son la búsqueda de la unión aduanera, la coordinación de las relaciones exteriores, la solidaridad en el ámbito de los derechos económicos y sociales y en el ámbito de las relaciones bilaterales.
El punto de partida de este análisis es la inteligencia brasileño-argentina, en vísperas de las elecciones que llevarán a Vargas, nuevamente, a la primera magistratura de su país en 1950.
El gobierno peronista, intentará llevar a cabo una política de integración, en un primer momento, en base a un acuerdo con el varguismo y más tarde, atento a la reticencia y rechazo brasileño, mediante la denominada unión económica con otros Estados sudamericanos.
POLITICA DE UNION ADUANERA
El tráfico mercantil de extranjería había estado orientado, principalmente, hacia Europa y Estados Unidos. La unión aduanera se acordará con Chile, Paraguay, Ecuador y Bolivia, Estados de un menor grado de desenvolvimiento económico, con el propósito de reorientar el comercio hacia Sudamérica. Perón expresará (4) : “América del Sur desea unirse, tal como lo permiten los estatutos de ONU y de OEA y tal como se están organizando, con rótulos y realidades progresivas, los Estados de Centro América y los Estados de Europa Occidental...”.
Al multilateralismo de EUA opondrá el bilateralismo para preservar la amenazada individualidad del Estado argentino, disuelta (según Perón) en un organismo como el GATT, en el que la nación del Norte ejercía primacía. Por ello propone una unión económica austral, a la que se arribará por vía bilateral.
El Tratado de Unión Económica suscripto con Chile, el primero en orden cronológico, estará abierto a la adhesión de terceros Estados. Se utiliza la vía bilateral, aprovechando el prestigio del presidente argentino en América del Sur, respaldado por una intensa acción propagandística. De esta manera, se conjetura, se podrá alcanzar una unión aduanera que evadiese el control de EUA y en la que Argentina ocupase un rol protagónico.
FRENTE POLITICO
En el cuadro bipolar ortodoxo descripto, no encontrará el gobierno peronista en el hemisferio americano, Estados inclinados a cooperar abiertamente con su finalidad de morigerar el poder hemisférico estadounidense. Las sanciones que podía aplicar la potencia hegemónica eran difícilmente resistibles (intervencionismo, agresión económica, etc.).
El gobierno argentino, consciente de su debilidad para enfrentar a la potencia rectora, tratará de acumular poder para resistir sus penalidades positivas y negativas. Durante este período bregara, en forma infructuosa, por derivar todo conflicto Regional al ámbito de las Naciones Unidas, para neutralizar la hegemonía de los EUA (p.ej. caso Guatemala); por erigir un único mercado a través de la racional complementación de las economías sudamericanas; por defender los principios de no intervención y de libre determinación; por el desarr ollo progr amado de la Región, en contraste con las ideas de desarrollo espontáneo que propiciaba el establishment de EUA; por la estabilización de los precios de las materias primas, para financiar la industrialización de los Estados del área; por la democratización de la comunidad internacional (criticará el privilegio del veto de las grandes potencias en Naciones Unidas); y por la especial atención que dedica al enfrentamiento Norte-Sur, en detrimento del Este-Oeste.
El diálogo Sur-Sur que implementa el gobierno justicialista no excede el marco geográfico latinoamericano, en una época en la que los Estados y pueblos de la periferia del mundo daban en Bandung (1955) sus primeros pasos. No ratificará la Carta de Bogotá (OEA), los Acuerdos de Bretton Woods(FMI-BM) y el tratado de La Habana(GATT).
El gobierno argentino se oponía a toda idea de supranacionalidad que encubriese la hegemonía de EUA y en consecuencia instruirá a sus representantes en Bogotá (1948) para que intenten reducir las atribuciones de la OEA. La entidad interamericana sólo debía detentar competencias jurídicas, excluyendo todo avance de carácter político o económico sobre las jurisdicciones latinoamericanas.
Discriminará los intereses de EUA en el mundo de la política y los negocios (por un lado) y el interés de EUA en el campo de la seguridad (por otro lado). Resistirá a los primeros y transigirá con éste último. El gobierno Argentina aprobará el TIAR de Río de Janeiro (ley 13.903).
El gobierno peronista percibe que el enfrentamiento de guerra fría, ideológico en su exterioridad, encubre una disputa de poder entre las dos superpotencias. Aprovechará los intersticios que ofrece el sistema intraimperial americano para formular sus inclinaciones autonomistas heterodoxas. (5) Esta política- la Tercera Posición – no pasa de ser una tentativa, hacia la autonomía de la Región concentrando recursos de poder, a partir del acuerdo Buenos Aires-Río de Janeiro-Santiago de Chile, para mitigar las asimetrías del sistema interamericano.
Por medio del decreto 14.450 (Mayo 27, 1951) creará en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto la Sub-Dirección América del Sud, atento a que la “evolución y el desarrollo alcanzados por la Política Exterior de la República Argentina han puesto en evidencia la necesidad de una mayor especialización, para el estudio de los asuntos que corresponden a los actuales Departamentos de Política y Económico Social...” (6). La referida Sub-Dirección se dividirá en cinco Divisiones: 1) Bolivia y Paraguay; 2) Chile y Perú; 3) Brasil y Uruguay; 4) Colombia, Ecuador y Venezuela; y 5) Límites internacionales.
En la X Conferencia Interamericana de Caracas (Marzo 1/ 28, 1954), el gobierno argentino no podrá contener la condena a la Guatemala de Jacobo Arbenz propuesta por el Departamento de Estado y concluirá absteniéndose, en aislada postura junto con México. En el mismo foro, el gobierno argentino defenderá los principios de libre determinación y no intervención en los asuntos internos de los Estados (Declaración de Caracas), votada por unanimidad, que morigerará las consecuencias de la Doctrina Foster Dulles. (7).
“Delenda est Guatemala” será el principio rector de la conducta de EUA, en la X Conferencia. Guatemala sostenía, a la sazón, con el Departamento de Estado varios contenciosos. Era el único país firmante del Pacto de Río de Janeiro (TIAR), que no lo había ratificado. Era, asimismo, el único que había comprado armamento procedente de un Estado perteneciente al bloque soviético (Checoslovaquia). Como consecuencia de la ley de reforma agraria (Junio, 1952), se había trabado en un pleito con la United Fruit Co., que estaba respaldada políticamente por la CIA y el Departamento de Estado.
Con la única abstención de Estados Unidos será aprobada, en la citada Reunión, la ponencia argentina que condena el colonialismo y la ocupación de territorios en América por potencias extracontinentales (Belice, Islas Malvinas y Las Guayanas). No se mencionarán los casos de Panamá, Puerto Rico y Guantánamo. La desaprobación no comprende los casos de colonialismo intracontinental.
La Cancillería argentina será la única que, derrocado Arbenz, exigirá la reunión de la OEA para tratar el caso guatemalteco. El delegado argentino, Hipólito Jesús Paz, se pronunciará a favor de la reunión interamericana de Cancilleres, porque su gobierno considera que el conjunto de acontecimientos, especialmente la acción militar llevada a cabo en Guatemala, justificaban un examen perentorio del asunto. (8)
En este período, Buenos Aires-Washington constituirán los principales nodos de la política panamericana y la tradicional rivalidad encontrará en aquellas ciudades a los polos de la confrontación hemisférica.
AREA DE LA SUPRANACIONALIDAD
Para organizar las negociaciones bilaterales con los Estados vecinos implementará los Consejos de Unión Económica Nacional. Estos órganos tenían carácter permanente, con sede, en el caso argentino, en el Palacio San Martín. Estaban presididos por un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto ( I.Cavagna Martínez), actuando como Secretario General un funcionario del mismo departamento de estado, que tenía a su cargo las gestiones administrativas y la coordinación funcional del Consejo. La Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación General Económica (CGE), estaban representadas en las Comisiones Nacionales de la Unión Económica. La función de estas Comisiones, era realizar estudios técnicos para el cumplimiento de los objetivos y finalidades previstas en el Tratado de Unión Económica y debían relacionarse con la Comisión del Estado co-contratante, para facilitar el desempeño de las funciones de ambos órganos.
Las reuniones conjuntas de ambos entes, se realizaban en el ámbito de las Comisiones Mixtas, de carácter binacional y de modo alternado en las capitales respectivas de los Estados signatarios.
Estos órganos no disponían de mediadores institucionalizados, terceros con jurisdicción autónoma respecto de los Estados participantes, para dirimir litigios entre ellos. Sin embargo, el presidente argentino pugnó por lograr un liderazgo continental, instando a la unidad por intermedio de una “dominación carismática”, ahorrando el tiempo y el esfuerzo que demandaría la construcción de una “autoridad racional-legal” de dimensión continental. (9)
Lo destacable en la formulación política de Perón era lo que él ponderaba como tránsito inexorable hacia los grandes espacios económicos. En forma reiterativa aludirá al pasaje de los feudos al Estado-nación y de éste último al Continentalismo.
Tres de los cuatro presidentes (Ibañez, Paz Estenssoro y Velasco Ibarra), que suscribieron pactos económico-comerciales con el gobierno argentino habían vivido en la Argentina y estaban influidos por la “doctrina peronista” (cfr., Le Monde de Paris, Diciembre 27, 1954) (10)
Perón instrumentará como canales para extender su prestigio en la Región la negociación de pactos bilaterales, la denuncia del intercambio desigual, la defensa de la autodeterminación y la no intervención en los asuntos domésticos y una eficaz propaganda para proporcionar un modelo distinto al de la potencia hemisférica.(11). Intentará, con desigual resultado, encontrar solidaridades en los Estados vecinos en ámbitos como los derechos económicos y sociales y la política exterior.
DERECHOS ECONOMICOS
El gobierno argentino alcanzará algunos logros en diversas conferencias Regionales y mundiales, a través de apoyo y solidaridad de los Estados sudamericanos, que secundaban sus propuestas referidas a la plataforma continental y al mar epicontinental, al intercambio desigual, el desarrollo programado y a la integración económico-comercial.
En el año 1946 se promulgó el decreto 14708 que proclamó la jurisdicción argentina sobre la plataforma continental y el mar epicontinental.
En la Reunión de la Organización de la Agricultura y la Alimentación para el establecimiento del Consejo Latinoamericano de Pesca (Lima Septiembre 17/22, 1951), la Argentina adherirá a la propuesta de extensión de las aguas territoriales hasta las doscientas millas de la costa y a la reserva de los recursos pesqueros, para aquellos Estados que los poseen dentro de su mar territorial (12). Consecuente con esta medida, apoyará la conducta de Ecuador, Perú y Chile en la materia. Estos Estados ratificaron en la Conferencia del Pacífico Sur (Santiago de Chile, 1952), su decisión de extender las aguas jurisdiccionales para la defensa de la riqueza ictícola hasta l as doscien tas millas, desde las tierras continentales e insulares.
En la IX Asamblea General de ONU, se solidarizó con el gobierno peruano en su contencioso con las naves pesqueras de propiedad del armador griego Aristóteles Onassis, que efectuaban las capturas dentro del límite jurisdiccional peruano (13).
La denuncia del deterioro de los términos del intercambio se impulsó en estos años (50), asimilando las enseñanzas de la CEPAL y también por las dificultades que experimentaba el programa de industrialización sustitutiva en la Argentina.
Desde la presidencia del Consejo Económico y Social (ECOSOC) y en su actuación en la Asamblea General de Naciones Unidas, el gobierno argentino, denunciará el deterioro de los términos del intercambio y exigirá la estabilización de los precios de los commodities. Asimismo, recomendará que los Estados subdesarrollados se organicen en torno de uniones aduaneras o mercados comunes, para aumentar el intercambio intrarregional, coordinar los programas de desarrollo doméstico y acelerar el desenvolvimiento de sus economías.
En la Reunión de la CICYP (Noviembre 16, 1952), en Lima, exigirá la estabilización de los precios de las materias primas. En la Conferencia de Caracas (Febrero 9/21, 1952); en la Tercera Sesión Extraordinaria del CIES, acusará a la Conferencia de Materias Primas de ser un pool de naciones compradoras (países industrializados), constituido para pagar lo menos posible por la producción primaria de los países subdesarrollados(14). En la VII Asamblea General de Naciones Unidas (1952) presentó un proyecto de resolución que será aprobado, intitulado : “Financiamiento del desarrollo económico, a través del establecimiento de precios internacionales justos y equitativos de los productos primarios y de la realización de programas nacionales de desarroll o económico integral”. Dicha resolución tuvo favorable acogida, en la mayoría de los Estados de América Latina (15).
En la Conferencia Interamericana de Ministros de Finanzas de Río (Quitandinha), las naciones latinoamericanas propondrán la creación de un Banco Interamericano (antecedente del BID) destinado a financiar su desarrollo económico, con la cooperación (o no) de EUA. El proyecto es chileno y el gobierno argentino será su principal co-patrocinador. El gobierno norteamericano dictaminará, en la eventualidad, que con el Eximbank, el BIRF y la proyectada Corporación Financiera Internacional, amén de los capitales privados, era posible satisfacer todos los requerimientos latinoamericanos. Estimará superflua e innecesaria la creación del Banco Interamericano para el Desarrollo. La propuesta deberá esperar mejores épocas para su alumbramiento. La circunstancia de que algunos gobiernos de América Latina tuviesen sus reservas en dólares, comprometidas con el Fondo Monetario Internacional o bien invertidas en bonos en el Banco Mundial, conspirará contra la realización del plan chileno.
En la misma Conferencia – Quitandinha –, Argentina criticó la ley de excedentes agrícolas de EUA, porque permite que la producción primaria agrícola de dicho país compita deslealmente –(con precios de dumping) en el mercado mundial, con el trigo y el maiz argentinos. En este tema, Argentina no pudo concertar una política conjunta con Uruguay, en virtud del “desencuentro diplomático” vigente entre ambos países.
Si bien en Naciones Unidas el gobierno argentino apoyará a EUA en cuestiones cruciales, relacionadas con la seguridad mundial, en el hemisferio americano priorizará el conflicto económico Norte-Sur y no el ideológico Este-Oeste.
DERECHOS SOCIALES
Otro de los métodos que empleó la política exterior justicialista para difundir sus ideas, fue la designación de agregados obreros “que formarán parte de la representación diplomática de la sede en que actúen...” (ley de servicio exterior N° 12951, Boletín Oficial, Marzo 5, 1947) (16). Guiada por este plan de difusión doctrinaria fundará la Asociación Latinoamericana de Trabajadores Solidaridad (ATLAS), iniciativa de formación de un movimiento sindical, que escape por igual a las influencias de la ORIT (pro-norteamericana) y de la Federación Sindical Mundial (pro-soviética).
Por Resolución N° 173 ( Marzo 23, 1950), la Cancillería argentina expresó “que se hace necesario modificar los actuales planes de Estudio de la Escuela de Diplomacia, así como la denominación de la institución, adecuándola al contenido político de la enseñanza a impartirse... El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto resuelve: sustituir la denominación de Escuela Diplomática por la de Escuela de Política Internacional y establecer en los Cursos I. Administrativo, II. Diplomático ‘A’ y III. Diplomático ‘B’, la asignatura El Sindicalismo de la Doctrina Justicialista” (17).
En el año 1951 visitarán la CGT, delegados sindicales de Brasil, Chile, Cuba, Nicaragua, Panamá, México, Colombia, El Salvador, Costa Rica, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Perú y Ecuador.
En febrero de 1952 se realizará la primera Conferencia Sindical de la Cuenca del Río de la Plata en la que se aprobó un proyecto referido a la creación del comité de unidad sindical latinoamericano (CUSLA).
En el Congreso Constituyente del ATLAS, celebrado en Ciudad de México en 1953, se aprobaron por unanimidad varias recomendaciones que aconsejaron una actitud vigilante (por parte de los sindicatos latinoamericanos), para suspender la salida de contingentes hacia Lejano Oriente con el propósito de combatir en Corea; brindar apoyo a los movimientos de independencia de Puerto Rico y Belice; emprender una campaña contra las ediciones de revistas norteamericanas en español y formar escuelas de sindicalismo con el objeto de capacitar a los obreros en aquello que se relacione con el movimiento sindical. Cuando se aprobaron los estatutos de la citada entidad, se la declarará “libre de toda intromisión extranjera, creada para defender los intereses de los obrer os de América Latina”.
Peterson expresa: “con la fuerza de su régimen basada sobre todo en el apoyo de los trabajadores agremiados, Perón decidió difundir el peronismo haciendo llamados a los trabajadores de otras naciones. Para concretar esta finalidad, concibió el plan de designar agregados obreros en todas las embajadas argentinas en el Nuevo Mundo. Adoctrinados para sus especiales misiones, estos se instalaron en las capitales latinoamericanas, preparados para trabajar de consuno con dirigentes gremiales, hablar en concentraciones obreras, ayudar a periódicos amistosos y arreglar peregrinaciones a Buenos Aires. Especialmente en Perú, México, Cuba y Costa Rica, ejercieron una influencia significativa. No obstante, condenado por la AFL-CIO, el gobierno peronista progresó menos en sus intentos de penetr ar las pod erosas organizaciones internacionales obreras” (18).
Sin embargo, la metodología de difusión doctrinaria del justicialismo languidecerá. Los sindicatos bolivianos, cubanos, paraguayos y brasileños que, en un principio, cooperaron con el designio de extensión de la influencia peronista en los sindicatos de América Latina, concluirán boicoteándolo, en virtud de las presiones recibidas por parte de la pro-norteamericana ORIT.
ARGENTINA-BRASIL
Es con Juan Bautista Lusardo, agente diplomático del varguismo, en su tercera representación (Agosto, 1951), cuando Perón comienza a concertar diplomáticamente su plan de formación de un Bloque de Poder Sudamericano a través de la reconstrucción y reformulación de la Alianza Informal del ABC ( Mayo 25, 1915) (19).
Para el presidente argentino, según Lusardo, dos eran las causas que frustraban la formación del Bloque Meridional. Una de ellas era la tradicional rivalidad brasileño-argentina heredada de la península ibérica y la otra la predominante presencia hemisférica de EUA, interesada en mantener desunidos a los dos grandes de América del Sur.
El embajador Lusardo y el presidente argentino eran algo más que viejos conocidos. Cuando aquél ejercía su primera representación diplomática (como agente de Vargas),ofrecerá asilo político al entonces vicepresidente Perón en los prolegómenos del “17 octubre de 1945”, previendo su inevitable arresto. Cuando Lusardo arriba a Buenos Aires, para asumir su segunda representación diplomática(presidencia del general Dutra), será recibido en la Estación Retiro-Buenos Aires por el matrimonio Perón que, encabezando un significativo número de adherentes al justicialismo, acuden a darle la bienvenida.
Los contactos para convenir un Bloque de Poder, se inician en vísperas de la tercera etapa del varguismo (1950-1954) ( 20).
Vargas será visitado, en esa circunstancia por un emisario presidencial argentino- el vicepresidente Hortensio Quijano- que conferenciará con aquél en la Estancia San Pedro, Uruguayana, Río Grande del Sur (21).
Gran revuelo suscitará en la Región la designación de Lusardo como representante del varguismo en la Argentina, quien encontrará serias resistencias en el jefe de Itamaraty, quien le hará saber su oposición al nombramiento (Neves de Fontoura). A pesar de las reacciones en contrario, Vargas se mantiene intransigente en la controvertida designación, que será aprobada por el Senado brasileño. El presidente de Brasil estimaba que Lusardo “como riograndense era la persona idónea, para entenderse con los vecinos del Plata, por ser de ese ambiente, de esa área” (22).
Desde que asume sus funciones, Lusardo estará sujeto a una múltiple vigilancia: la de Itamaraty; la de la Unión Democrática Nacional brasileña (UDN, oposición al varguismo); la oposición política al Peronismo en la Argentina; el Departamento de Estado de EUA y sus servicios de inteligencia (23)
Lusardo brinda una reseña del affaire del ABC (24):
1) En febrero de 1953, antes de visitar Chile, Perón propone oficialmente la formación de un Bloque Austral integrado por Argentina, Brasil y Chile, resucitando el Pacto del ABC. En esa proposición, excesivamente divulgada por las agencias noticiosas, Perón se decía autorizado por Vargas para entablar negociaciones con Chile para llevar adelante el acuerdo, que preveía, en primer lugar, una unión aduanera.
2) De inmediato, en Río, Neves da Fontoura (Canciller brasileño), aprovechando una visita del Vicepresidente boliviano, rechazará públicamente la proposición del Presidente argentino, expresando que a Brasil no le interesaba ningún pacto en ese sentido.
3) Perón exigirá a Lusardo, quien fue su emisario en su entendimiento secreto con Vargas, una definición pública del Presidente brasileño. Este, por vía oficiosa, dirá que el pronunciamiento de Neves fue hecho sin su consentimiento y archivará el asunto.
4) Lusardo desde 1945 venía siendo el emisario principal de la propuesta de encuentro. Como consecuencia de las declaraciones de Neves, pasa a sufrir un natural deterioro político, ocasionado además por las dilaciones de Vargas. Deja de frecuentar la intimidad de Perón, en tanto otros emisarios del varguismo, ganarán terreno: Goulart y Gerardo Rocha.
5) Sistemáticamente atacado por la UDN brasileña, Lusardo concluye su tercera representación en octubre de 1953, precedida por la exoneración de Neves en junio de ese mismo año.
6) En marzo de 1954, cuando Lusardo se encontraba de regreso en Brasil, la prensa carioca y paulista publicarán un documento recibido a través de exiliados políticos argentinos, residentes en Montevideo. Era la reproducción de un discurso que Perón había pronunciado en la Escuela Superior de Guerra ( Noviembre 11, 1953), en el que luego de esbozar las líneas de su plan geopolítico-inicialmente unión aduanera entre Brasil, Argentina y Chile- declara que ese proyecto no fue concretado “por haber el presidente Vargas retr ocedido de sus compromisos, primero nombrando en su gabinete políticos de la oposición, que no colaboraron en la orientación política convenida; segundo, por haber desmentido públicamente Itamaraty la intención de formar el Bloque Austral, cuando él, ya estaba autorizado por Getulio Vargas, por intermedio de Juan Bautista Lusardo, a hablar en su nombre, en el sentido de firmar un pacto con Chile, a fin de que la política planeada fuese concretada”.
7) Fue increíble la repercusión de esa publicación, cuyos originales, según se supo después, habían sido suministrados por un oficial de las Fuerzas Armadas argentinas a los refugiados en Montevideo.
La embajada argentina en Río, declaró apócrifo el texto atribuido a Perón. Sin embargo, menospreciando el desmentido, Neves ponderó auténtico el documento publicado. Manifestó que no podía proporcionar prueba documental del acuerdo Vargas-Perón, pero exigió que Getulio publicase toda su correspondencia con el magistrado argentino. Aseveró que Lusardo actuaba como portador de mensajes secretos entre Vargas y Perón utilizando, además, secretarios de misión para hacer llegar sin consentimiento de Itamaraty cartas del presidente brasileño al argentino.
Dos referencias del acuerdo entre Vargas y Perón habían llegado, según Neves a conocimiento de Itamaraty. La primera, a través del embajador de Chile en Buenos Aires (Ríos Gallardo), quién reveló al diplomático brasileño Ciro de Freitas, la existencia de una promesa de Vargas de asociarse al pacto chileno-argentino ( la exposición, fue hecha después que el Canciller brasileño se opusiera públicamente a la formación del Bloque Austral). La segunda referencia del citado acuerdo, fue hecha por el Presidente argentino a J. Alberto Lins de Barros, embajador especial brasileño, en Marzo 1953. Neves expresa que J. Alberto le informó que Perón estaba irritado por la posición de Itamaraty, haciendo hincapié en que Vargas había prestado conformid ad a la Unión Económica.
Según Carneiro, las exhortaciones de Perón a Presidentes brasileños para encontrarse fueron seis y estas sus instancias (25):
1) Agosto de 1945. Portador J.B. Lusardo. Perón era Vicepresidente de la Argentina. Se declaraba gran admirador de Vargas. Este responderá al emisario que la invitación va a ser examinada.
2) Año 1946. Portador J.B. Lusardo. Fazenda Itu. Vargas responderá que “está bajo custodia” y que más adelante volverá sobre el tema.
3) Noviembre 1946. Portador J.B.Lusardo. Río de Janeiro. El embajador transmite por carta una invitación a Dutra y ofrece como posible lugar de encuentro la estancia San Pedro, sita en Uruguayana.
4) Epoca probable: 1948. Portador J.B.Lusardo. Fazenda Santos Reis. Vargas responde con evasivas.
5) Diciembre de 1950. Portador: Goulart. Estancia San Pedro. Goulart lleva la propuesta del Presidente argentino para un encuentro en el talveg del río Uruguay.
6) Enero 6, 1951. Portador Hortensio Quijano, Vicepresidente electo de Argentina.. Estancia San Pedro.
ARGENTINA-CHILE
Con el triunfo de la candidatura del Gral. Ibañez del Campo en las elecciones presidenciales chilenas (Septiembre 4, 1952), se inician los contactos entre las Cancillerías argentino-chilena, para formar una unión aduanera o “cordillera libre”.
Ibañez había prometido, en su carácter de candidato laborista, en lo que a política exterior chilena se refiere:
1) Denunciar el pacto de ayuda militar Chile-EUA.
2) Establecer relaciones diplomáticas con todos los países del mundo (incluso URSS y demás países socialistas).
3) Mantener especiales relaciones con los países vecinos. Una vez en el gobierno, el Presidente chileno, entablará negociaciones con la administración peronista con el propósito de establecer un acuerdo unionista. Sin perjuicio de ello, dejará constancia de su decisión de alcanzar pactos de igual tenor con los países vecinos.
En un reportaje concedido a la prensa argentina, el Presidente chileno manifestó: “mi gobierno propenderá a la celebración de un tratado claro y definido de no más de dos o tres artículos, que establezca la frontera libre entre ambos países... Acuerdos complementarios que deberán establecer procedimientos eficaces para que la moneda de ambas naciones tenga un valor de cambio estable a ambos lados de la frontera y que se haga innecesario el disponer de divisas extranjeras, para el libre intercambio comercial entre pueblos hermanos... Deberá establecerse un plazo de vigencia del tratado de “cordillera libre”, que permita reajustar nuestro actual comercio internacional recíproco, con fines de evitar perjuicios a nuestra ganadería y a los productores, exportadores e importadores de ambos países”. (26).
Como resultado de la celeridad que el gobierno trasandino imprime al plan, el Canciller chileno, Arturo Olavarría, en comunicado oficial expresará: “Chile aspira a la Unidad Económica con la Argentina. Tomará la iniciativa para la formación de un Bloque de Naciones insuficientemente desarrolladas que aspiran a la independencia económica y social, especialmente entre los países iberoamericanos, y tratará de establecer una Unidad Económica con Argentina”.(27)
A escasos días, el embajador chileno acreditado en Buenos Aires, Ríos Gallardo, en conferencia de prensa expresará: “Perón está estructurando una nueva Argentina, que se complementará en el campo internacional con los otros países de este continente, en especial Chile, mediante un amplio entendimiento político, económico, financiero, comercial y cultural... Los chilenos deseamos borrar nuestras fronteras económicas con Argentina, complementar nuestras producciones tanto naturales como industriales, llegar virtualmente, dentro de los posible, a constituir una Unidad Económica... con los demás países limítrofes, hasta llegar a la unidad integral de América Latina”.(28).
Perón que había notificado a Vargas su intención de negociar con Chile y habiéndole requerido su conformidad para ello, exitosamente por cierto, visitará este país en su primer viaje presidencial al exterior. Es el tercer Presidente argentino que se entrevistará con su homólogo chileno. En Febrero 21, 1953 se firmará el Acta de Santiago, comprometiéndose los Presidentes a suscribir el Tratado que deje constituida la Unión Económica entre ambos países dentro de los ciento veinte días. En el artículo 4° del Acta de Santiago, se invita a terceros países (de América Latina) a adherirse a la misma.(29)
El acuerdo argentino-chileno tendrá las características de los tratados bilaterales y consistirá en la permuta de diversos productos comprendidos en los saldos exportables de los países firmantes. Con referencia a los precios el monto es secundario, pues se trata de un trueque en cantidades estipuladas en toneladas.
El encuentro de los Presidentes tendrá gran repercusión, en la Región y en el mundo. La prensa francesa opinó: “la visita de Perón a Chile podría tener una gravitación considerable entre EUA y los países de América del Sur... La firma de un acuerdo que establece las bases de una Unión Económica, que deberá llevarse a cabo en un plazo de cuatro meses... El acuerdo Perón-Ibañez podría tener como resultado la creación en América del Sur de un frente de resistencia, que le permitirá no sólo obtener mejores condiciones de comercialización para las materias primas sino también una reducción los precios de los productos manufacturados que les vende EUA. Como derivación de ello, contarían también con una mayor reserva de dólares”. Concluye diciendo que el Protocolo argentino-chileno “podría tener consecuencias muy importantes en el concierto económico europeo, aumentando gracias al crecimiento de las reservas sudamericanas de dólares, el comercio triangular”(30).
La prensa madrileña manifestó : “Asistimos a una resurrección del nacionalismo del hemisferio meridional... No se conoce aún la magnitud del acuerdo entre Chile y Argentina, pero su valor inmediato está representado por el hecho de que abre un camino a la unidad de los veintiún países de América Latina” (31).
El acuerdo de unión aduanera argentino-chileno, se firmará en Buenos Aires (Julio 9, 1953); por decreto del Poder Ejecutivo de Argentina N° 20.469 (Boletín Oficial: Noviembre 6, 1953), se creó el Consejo Nacional de la Unión Económica Argentina-Chilena. Por dicho acuerdo, Argentina recibirá hierro, acero y cobre y proveerá trigo y carne.
A su regreso de Chile, el Presidente argentino pronuncia un discurso en la estación ferroviaria de Retiro, en el que manifiesta: “La idea de unidad, de asociación o federación americana, es tan vieja como nuestra independencia. Ya en 1810, el fiscal de Lima, Pedro Vicente Cañete, lanza por primera vez la idea de una asociación de naciones americanas... En Chile, Juan Egaña enuncia lo mismo, y ya en 1810 Juan Martínez de Rozas, un argentino que también fue chileno, presenta a nuestra Junta de Gobierno la idea de formar una federación de pueblos en la América Meridional. La oposición de Moreno, quien instó a Chile a formar gobierno propio, hizo fracasar esta iniciativa. El 19 de septiembre de 1810 Alvarez Jonte lleva instrucciones, en su misión a Chile, de formar la federación argen tino-chile na, y el 21 de marzo de 1811 se realiza la primera Unión del Sur, tratado firmado por Alvarez Jonte en forma amplia y extensiva. En 1816 San Martín recibió instrucciones en el mismo sentido del gobierno de Pueyrredón. En 1818 las proclamas de San Martín en Chile y Perú y en Argentina afirman el mismo sentido americanista meridional. En 1817 Bolívar insinúa a Pueyrredón formar una sola nación de todo el nuevo mundo o bien, una sociedad de naciones en América Meridional. En 1822 Bolívar trata de hacer efectiva la idea anterior, y en 1826 se reúne el primer Congreso de Panamá, que el 22 de junio de ese año, realiza los primeros tratados en el sentido de la unidad. Luego en 1831, en 1838 y en 1840 no se logra reunir el Congreso para llevar a cabo la unidad, a pesar del empeño de México que ya interviene en esta idea. En 1847 y 1848 se reúne el primer congreso de Lima, donde se establece la primera Confederación. El segundo tratado de Lima realiza la Unión y Al ianza. L uego en toda nuestra América, sea en el centro o sea en las formas de la Gran Colombia se han venido gestando y propugnando todas estas clases de unión bien recibidas por los verdaderos americanos, los que no sirven intereses bastardos, sino los intereses de los pueblos de América...No se nos escapa que hoy, como siempre, hay intereses que se oponen a que nos unamos... La unión argentino-chilena no ha excluido ni excluye la futura adhesión de los pueblos hermanos de América... Cada argentino debe saber que esta es una acción constructiva, que no tiene finalidades ofensivas, que no está dirigida contra nadie y que tiene como único objetivo la felicidad y grandeza de los pueblos que la componen o compongan en el futuro” (32)
Al poco tiempo de la firma del Acta de Santiago, los Jefes de Estado de Colombia y Venezuela celebrarán una reunión en la que establecen el propósito de formar otro Bloque- de signo anticomunista – y opositor al Austral. Simultáneamente en Río los Cancilleres de Brasil y Perú atacaron los planes argentinos.
El legislador (radical) de Chile Ulises Correa expresó, con respecto al Acta chileno – argentino : “ el intento de crear una unidad económica entre Argentina y Chile que el mandatario argentino pretende sea política, ha dado un fruto palpable: la formación de otros bloques continentales que se opondrían a este del extremo sur de América”. (33)
El intercambio comercial chileno – argentino se incrementó. Antes de la vigencia del tratado, en los mejores tiempos, el intercambio no alcanzó los cuarenta millones de dólares y el previsto por el citado tratado asciende a ciento quince millones de dólares anuales.
La relación entre los dos países discurrirá pacíficamente en el período, ambos parecen haber definido un estilo de convivencia que da prioridad a la cooperación en desmedro de la confrontación. Asumirán acciones y actitudes comunes en la Antártida y en el affaire de la isla Decepción, en contra del gobierno de Gran Bretaña. En vez de erosionarse mutuamente con acciones inamistosas, colaborarán para oponerse al que consideran el adversario común en la zona austral: Gran Bretaña. El conflicto es colocado, en esta instancia, fuera de la relación bilateral.
Los dos gobiernos convienen (Junio 2, 1955) someter al arbitraje la cuestión de las islas Picton, Nueva y Lennox, excluyendo a EUA y a Gran Bretaña como árbitros, por considerarlos Estados “interesados” en el extremo austral del continente. (34)
ARGENTINA- PARAGUAY
Con Paraguay se suscriben convenios de tipo comercial y financiero, en el marco de un Tratado de Unión Económica; por decreto N° 21.721 ( Boletín Oficial: Noviembre 20, 1953), se establece una Comisión Nacional Argentina de la Unión Económica según el modelo de la convenida con Chile. Por este acuerdo se estipula que Paraguay enviará a la Argentina maderas, yerba mate, aceites, vegetales, tabaco y recibirá trigo, ganado en pie, tejidos de algodón y lana, máquinas de fabricación argentina y productos farmacéuticos y químicos. Se acuerdan los principios fundamentales para alcanzar la unión aduanera.
El gobierno argentino, por ley 14.299 ( Boletín Oficial : Mayo 20, 1954), devuelve a Paraguay las armas e insignias obtenidas en la guerra de la Triple Alianza, con el objeto de estrechar los vínculos diplomáticos entre ambos países.
Las negociaciones se inician durante la presidencia de Federico Chaves y se continúan, luego del golpe de estado que lo derroca (Mayo 1954), con Alfredo Stroessner.
Argentina se compromete, con éxito, a que la Cía. Holandesa de Navegación prolongue sus servicios desde Hamburgo hasta Asunción, con Buenos Aires como puerto intermedio y se fijan las bases para la instalación del servicio telefónico inalámbrico entre Asunción y Buenos Aires.
El intercambio, que había sido de 7 millones de dólares en 1950, alcanzaría la cifra de 39 millones en 1955, conforme a previsiones estipuladas.
En el Preámbulo de la Unión, se consigna que ambos países se proponen integrar las economías y que Paraguay adhiere al Acta de Santiago. Asimismo manifiestan que pretender lograr una mayor cooperación, a través de la unión aduanera y de programas de complementariedad económica. La idea unionista quedó estipulada en nueve normas básicas, que presiden la orientación que seguirán los gobiernos signatarios para alcanzar aquella intención:
1) Planes económicos destinados a intensificar el intercambio mercantil, mediante arreglos especiales para el suministro recíproco de los principales productos locales, sobre bases estables que aseguren los abastecimientos de ambos países.
2) Medidas necesarias que se adoptarán para la mutua radicación de capitales.
3) Establecimiento de regímenes especiales que contemplen con criterio amplio y equitativo la solución de los problemas zonales limítrofes sobre intercambio y abastecimientos locales.
4) Medios para establecer la igualdad tributaria.
5) Libre tránsito de mercadería.
6) Sistematización, integración y desarrollo de los servicios de transporte terrestre, ferroviario, fluvial, aéreo, oleoductos, acueductos y gasoductos entre ambos países.
7) Promoción de las comunicaciones.
8) Procedimiento para facilitar el tránsito de personas y turismo.
9) Promoción, búsqueda y explotación minera y petrolífera con miras a la recíproca integración económica.
Los órganos de ejecución del Tratado son las Comisiones nacionales respectivas, que
formarán la Comisión Mixta, que se reunirá alternadamente en Asunción y Buenos Aires. Esta última estudiará y resolverá los planes y proyectos expuestos en el preámbulo y en el Tratado de Unión Económica.
ARGENTINA- ECUADOR
Este convenio se firmará en la ciudad de Quito (Diciembre 12, 1953). Argentina estará representada por su Canciller, Jerónimo Remorino y Ecuador por su Ministro de Relaciones Exteriores, Luis A. Peña Herrera. Ecuador adherirá al Acta de Santiago. Por el pacto de Unión Económica, Argentina se compromete a comprar durante 1954, treinta mil toneladas (30.000 Tn) de petróleo a los precios y condiciones que rijan en el mercado internacional, en el momento de la contratación y venderá, en el año mencionado, las cantidades de trigo necesarias para cubrir el valor de las toneladas de combustibles referidas, a los precios que rijan para las ventas de dicho cereal al Ecuador, dentro del Acuerdo Internacional del Trigo, en el momento de concertarse las compras.
Se comprometen, los dos países, a financiar por partes iguales, la construcción e instalación de un frigorífico- matadero en la ciudad de Guayaquil.