Una geografía del Dock Sud

Por Néstor Gorojovsky

Secretario general Patria y Pueblo / Director Revista Política


Para los que no conocen Buenos Aires: el Dock Sur es una barriada extremadamente humilde del partido de Avellaneda, construida sobre los bañados donde la Baja Cuenca del Riachuelo-Matanzas termina en el Río de la Plata. Allí, una dársena de combustibles y un "polopetroquímico" contaminan mucho más que un millón de Botnias con su planta de coquificación de la Shell, esa sí prohibida en Europa. Pero más aún contaminan la miseria, la exclusión y la marginación social.

Sus primeros pobladores eran genoveses, como sus vecinos de La Boca, en la orilla Norte del deslinde fluvial con la Capital Federal. Allí se abastecían y comerciaban los quinteros de la costa de Avellaneda.

Es un ámbito anfibio, donde al principio era más común desplazarse en bote que a caballo. No por casualidad incluye la única comunidad caboverdeana de Buenos Aires (descendientes de viejos marineros negros de Cabo Verde que se sinti eron tentados a abandonar los mares en estas tierras acogedoras y feraces).

Más adelante creció lentamente una aglomeración obrera, con trabajadores de las curtiembres, los frigoríficos, los talleres de ribera y del puerto. Los pintores de la Escuela de la Boca y Quinquela Martín, en su obra dedicada a la zona, a veces lo tomaron como paisaje o como sujeto de su creación artística. Las pinturas nos muestran, a principios del siglo XX, un Dock Sur de quintas, canales y zanjones bordeados de sauces y salpicados de algún duraznero. A medida que avanzan los años, el "Doque" va desapareciendo de la robustamente lírica pictografía, en la misma medida en que ese ámbito de égloga primitiva fue dejando lugar a un ambiente infinitamente más sórdido, en el que se incrustó un caudillejo mafioso del Partido Conservador, Barceló.

Puntal de la Década Infame y amigo personal del gobernador Manuel Fresco (y de Roberto Noble, futuro fundador del diario Clarín), Barceló estaba en perfecta sintonía con la Policía de la Provincia de Buenos Aires y regenteaba en el "Doque" una red de prostíbulos clandestinos que le brindaba grandes ganancias y buenas oportunidades de lo que, eufemísticamente, podríamos llamar "control social". No hay gran novedad en el manejo punteril asociado al narcotráfico que pulula hoy por América Latina, y también en el Buenos Aires post-Proceso. Barceló, con su adláter Ruggiero (Ruggierito), manejaban las zonas más pobres del entonces inmenso partido de Avellaneda (incluía Lanús) a fuerza de coimas, tráfico, prostitución y matones.

A medida que avanzó la industrialización sustitutiva de la década de 1930, los habitantes del Doque se fueron incorporando a los talleres y fábricas que también en esa zona empezaron a proliferar. Y a su vez fueron cambiando su composici n étnica: la ola de criollos expulsados por las economías miserables del Interior asfixiado tuvo particular impacto en el barrio. Así que no puede asombrar a nadie saber que El Doque proveyó buena parte de los contingentes que el 17 de octubre de 1945 cruzaron el Riachuelo para liberar de su prisión a un Coronel "populista" y así crear, de hecho, al General Perón que luego conoceríamos los argentinos. Más tarde, bajando en parte por el gran río, se fueron allegando y afincando allí muchos paraguayos que le dieron al Doque su color definitivo.

Después, el Doque vivió la misma historia que el resto del conurbano bonaerense. Años de felicidad y de tristeza, de victorias y derrotas, de prosperidad y extrema miseria.

Esta última se agigantó a partir de 1976, y con el menemismo llegó a límites infernales.

Todo esto viene a cuento de un comentario que nos hizo hace un par de días un viejo amigo, docente de años en una escuela media del Doque.


El hombre nos decía que a mediados y fines de la década del 90 se notaba en los chicos y chicas de la escuela un solo deseo con respecto al futuro: "Que no venga". Ése era el estado de ánimo que explicaba un nihilismo autodestructivo que, por su parte, los defensores del modelo antiindustrial volcaban contra las víctimas desde todas las tribunas que conseguían. El extremo más horripilante de ese ánimo melancólico y mortal era la costumbre que había empezado a hacerse usual entre las adolescentes, en torno a los quince años.

"Buscaban tipos con SIDA para acostarse con ellos. Intencionalmente, sin forro", nos dijo el amigo.

Una forma conciente del suicidio. Si del futuro lo que se espera es que no llegue, entonces lo mejor es apresurar su llegada, y que al menos llegue tras un momento de goce y placer. Después, qué importa.

Una lección de sociología mucho más valiosa que todos los tomos escritos por Durkheim sobre "El suicidio".

Ahora, nos cuenta el amigo, eso se terminó. Es consecuencia de la lenta pero incesante recuperación de puestos de trabajo, y la aparición de programas de integración productiva (de alguno de ellos este docente es intenso participante, así como diez años atrás sostenía con su propio esfuerzo un programa de reintegración de "alumnos problemáticos" todos los sábados, orientado al menos a ayudarlos a recuperar el sentido de su propia dignidad).

Las chiquilinas de quince años, hoy, ya no buscan suicidarse cogiendo con condenados al SIDA.

Eso es un hecho.


El resto, debe juzgarse a su poderosa luz.

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¿Por que se ha producido el Cordobazo?


Por Agustín Tosco


Esta es una pregunta que no por repetida, deja de plantearse y de promover la investigación, la imaginación y particularmente el interés de todos los argentinos, desde el más humilde trabajador, hasta el sociólogo desentrañador de los fenómenos sociales, o de los políticos desde conservadores hasta revolucionarios.


En el penal de Rawson nos visitaron a los trece condenados que procedíamos de Córdoba, una Comisión de Solidaridad, compuesta por Compañeros de distintos gremios de esa ciudad, de Trelew y de otras localidades de la Provincia de Chubut. Nos preguntaron qué necesitábamos para nuestra salud, desde alimentos hasta indumentaria.


Respondimos que necesitábamos solidaridad militante.


Pronunciamientos. Lucha contra la Dictadura. Les hablamos de nuestros trabajadores, de sus aspiraciones, de sus desvelos, de sus sacrificios.


Les dijimos que las fogatas que alumbraban las calles de Córdoba surgían desde el centro de la tierra impulsadas y encendidas por nuestra juventud estudiosa y trabajadora y que jamás se apagarían porque se nutren de la vida y de los ideales de un pueblo rebelado contra la opresión que se ejercía sobre él y estaba dispuesto a romperla, pasara el tiempo que pasara.


Dijimos la verdad, la verdad de todo lo que queríamos.


Los trece condenados de Rawson éramos de extracción, situación y condición heterogénea. Pero todos coincidíamos. No exagero al manifestar que varios de los miembros de la Comisión de Solidaridad y ellos están para testimoniarlo, sintieron correr lágrimas sobre sus mejillas. Al fin y en esta tensa conversación, plantearon la pregunta: ¿Por qué se ha producido el Cordobazo?.


Respondimos, con lo que creo es la esencia de la respuesta a tanto interrogante y a tantas elucubraciones que andan dando vuelta como conclusiones: el Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.


¿Y por qué Córdoba precisamente? Porque Córdoba no fue engañada por la denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la "expectativa esperanzada" de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de modernización y de transformación que prometió Onganía, Martínez Paz, Salimei y Ferrer Deheza y luego Borda, Krieger Vasena y Caballero.


La toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor fuerza a partir de julio de 1966.


La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en particular de las Encíclicas Papales desde Juan XXIII, encuentran en nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente en la juventud y en los Sindicatos.


Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal.


Para reducir la cuestión a sus aspectos más cercanos, las grandes luchas previas al Cordobazo amanecen antes de los dos meses de la usurpación del poder por parte de Onganía. Y estas, tanto como las que posteriormente se plantearon ya que siguen en vigencia, bajo distintas características, obedecen a la toma de conciencia de la necesidad de liberación que es el patrimonio principal de Córdoba dentro del panorama nacional.

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Bicentenario e identidad cultural


Por Graciela Maturo

El presente texto ha sido extraído del libro Bicentenario de la Revolución de Mayo y la Emancipación Americana, un más que recomendable trabajo colectivo publicado (abril de 2010) por el Instituto Superior “Dr. Arturo Jauretche”.

Estoy convencida del poder convocante de las efemérides, propicias a la reconsideración de la Historia y a la reflexión sobre la identidad de los pueblos. El Bicentenario de la Emancipación, común en estos años a varias naciones hispanoamericanas, nos alcanza en momentos de singular dispersión y crisis mundial, que hace más necesaria la revisión de conceptos trillados y la corrección de prejuicios ideológicos de las dirigencias sobre muchos temas.


La Argentina, como lo ha mostrado suficientemente e! revisionismo histórico del siglo XX, protagonizó, a partir de su emancipación, un creciente apartamiento de una parte de sus dirigentes con relación al período colonial. El prejuicio antihispánico de algunos pró ceres fu e sin embargo matizado, como era previsible, por el estudio y el conocimiento de esa etapa, especialmente de sus obras históricas y literarias, que encabezaron autores del siglo XIX como Pedro de Ángelis y Juan María Gutiérrez.

La opción política triunfante luego de las guerras internas que dividieron el país fue, como se sabe, la imitación jurídica del modelo anglosajón instalado en el Norte del continente, y la incorporación de paradigmas y costumbres de naciones europeas que, habiendo sido rivales de la España conquistadora, convirtieron su imagen en un modelo autoritario y medieval, distorsionando su legado humanista.

A fines de esa centuria corrían los vientos del modernismo filosófico y artístico que, por curiosa paradoja, preparaban la vuelta de nuestros escritores a las raíces indohispánicas, y el redescubrimiento de leyes, personajes y sucesos por parte de los historiadores. Nadie podrá negar que el Centenario trajo una cierta revalora ción de la etapa indiana, con la publicación de obras relevantes y gestos de amistad hacia España. Una cultura no se improvisa por decisiones políticas.

En 1810, al producirse en Buenos Aires una manifestación de notables, discutida aún, contra el poder español, los habitantes de este suelo hablaban el idioma del conquistador, y su cultura contenía valores que habían posibilitado, defectuosa pero efectivamente, la mestización. Hasta el nombre de la nueva república era una herencia hispánica, debida a la aplicación de una figura poética —la cualidad del río que de plata tiene el nombre— al argentino reyno, por el poeta y arcediano Martín del Barco Centenera.

De esos tiempos de lucha y fundaciones, de avances y asentamientos en complejo proceso, proviene la actual cultura de las provincias y los pueblos, aún cuando ésta haya sido objeto de nuevas coloniz aciones. Pero cabe observar que la metrópolis, abierta como toda gran ciudad a los aires y costumbres de cada nueva época, guarda en sus barrios, y su memoria histórica una continuidad profunda con esa cultura troncal a la que damos el nombre de criolla —alterando el sentido estricto de ésta palabra que alude al hijo del colonizador nacido en estas tierras— para designar su condición mestiza.

Olvidar la matriz constitutiva indiana como le gustaba llamarla a Alberto Methol Ferré, significa negar también una parte sustancial de nuestro ethos cultural, ignorar el protagonismo de las provincias, la realidad del ambiguamente llamado folklore —al que con nombrarlo en inglés hemos alienado y convertido en especie artística secundaria o de aprendizaje en academias— y una suma de modalidades ya incorporadas a nuestra vida.

Me refiero a la poesía y la música tradicional, a la copla, el romance, la décima y la sextina, a l cuento tradicional, las danzas rurales, los cultos, las creencias, las comidas, que no quiero nombrar por no caer en fatigoso catálogo, los modos de ensillar, de trabajar el cuero y la plata, los enseres, todo aquello que caracterizó la cultura de la época hispánica, matizado con aportes del paisaje y las gentes originarias con las que se mestizaron los invasores. Parecerá que todo esto es pesado y de museo pero es lo que hallamos vivo, quizás distorsionado por el turismo, al viajar por nuestras provincias, y también por América Latina.

La Argentina se ha caracterizado, sin duda, por su distinción europeísta, sus modas inglesas o afrancesadas en el comer o en el vestir, su apertura al libre pensamiento, el liberalismo, las diferentes etapas de la vida intelectual de Occidente. Buenos Aires ha sido vista por las naciones vecinas como la Arenas del Plata, foco de ideas nuevas, sede del progresismo, etc. No tenemos porqué renegar de ello porque también constituye parte de nuestra identidad.

Mi concepto de la cultura se halla lejos de concebir una cultura "folklórica" sea esta urbana o rural. Pero se hace cada vez más evidente el desasosiego cultural e incluso político que proviene de no reconocernos en nuestra identidad total, como nación de raíz indohispánica, receptora de un caudal tan valioso como lo forman el humanismo latino, la fe judeocristiana, la lengua castellana, basamento que nutre a todo un subcontinente. Más allá de la parcial destrucción, ese legado dio lugar a una cultura nueva, cuyo perfil de identidad no puede ser desconocido. Asentar ese perfil de identidad, por cierto dinámico y amalgamante, hace necesario el reconocimiento de una etapa que sigue negada u omitida en la educación y la gestión cultural.

El indigenismo —sin que esto se entienda como negación de las legítimas aspiraciones de los pueblos originarios— es una filosofía anti-histórica, ajena al impulso fundante de la mestización etno-cultural, y resulta funcional en definitiva a los grandes imperios.

En cuanto a la formidable revolución comunicacional creada por los nuevos instrumentos técnicos debería ser puesta al servicio del desarrollo integral de los pueblos, y no ser causa de su alienación, trivialización y división.

Pienso que los prejuicios ideológicos que conducen al indigenismo, o aquellos que —en otro extremo— tienden a una globalización sin identidad propia, además de no responder a la realidad sociológica de nuestros pueblos, son desaconsejables en la etapa de la integración subcontinental, el proyecto más valioso e impostergable que hoy convoca a los latinoamericanos.

Publicado por Contextos

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Una polémica sobre Jauretche


Por Francisco José Pestanha


“La prensa independiente no existe, y la independencia es una máscara para hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente incolora, inodora, insípida, para que el estómago del lector no se prevenga defensivamente”. Arturo Jauretche


Ciertos ensayistas, inclusive algunos de acreditado compromiso con el pensamiento nacional, no han vacilado en asignarle a don ARTURO JAURETCHE el mote de “polemista”. En esta oportunidad voy a exponer las razones por las que a mi criterio don ARTURO no fue estrictamente un polemista, para posteriormente, explayarme sobre los motivos que llevaron al maestro a recurrir a ese antiguo arte que enseña los procedimientos de ataque y defensa en materia discursiva.


Como he demostrado en reiteradas oportunidades, las relaciones de poder se manifiestan en la producción simbólica y de conocimiento, como en cualquier otra actividad humana. FOUCAULT en ese sentido enseñaba que los discursos son acontecimientos tan relevantes como los propiamente sociales, históricos, etc. De esta forma, en lo que a pensamiento refiere, siempre esta presente la lucha “siempre esta en juego el poder que excluye” (Haidar).


JAURETCHE sin lugar a dudas ha sido uno de los tantos excluidos - malditos al decir de GALASSO - no solo por un sistema político comprometido con el latrocinio y la entrega (lo que en cierto sentido era previsible), sino lo que resulta mas grave y llamativo, por el poder académico. Aún hoy, a treinta años de su desaparición física, resulta dificultoso o por que no imposible encontrar textos del linqueño en la universidades argentinas, ni referencias sobre él en los programas de estudio.


El caso de JAURETCHE constituye así un claro ejemplo de ese juego de poderes que se opera en materia de pensamiento, y además, un fiel testimonio de una exclusión que se practica desde esos mismos ámbitos que declaman y se auto definen, como reservorios de pluralidad y de inclusión.


En lo que a la polémica (πολεμική) atañe, ella es un arte que presupone, en materia discursiva, una “lucha por espacios y jerarquías”. Se manifiesta de esta forma como una suerte de guerra retórica “...donde dos atacantes son llamados a encontrarse y a enfrentarse, ya sea de manera conflictiva (por la guerra o la competición), o bien de manera contractual (por la negociación y el intercambio)...” (E. LOIS).


Dejando expresamente sentado que tanto el discurso político como el académico, “...están relacionados con la cultura política de una comunidad determinada ya que ésta determina y condiciona cualquier producción discursiva, en particular la política (HAIDAR)...”, en lo que al discurso político concierne, la presencia de la polémica en él cumple una función exagerativa, apunta a extremarlo. ELISEO VERON sostiene en concordancia, que el mismo campo de lo político implica enfrentamiento, relación con un enemigo y lucha de enunciadores. Es por ello que la dimensión polémica en todos sus niveles es, en cierto sentido, constitutiva del discurso político.


DON ARTURO fue en esencia un hombre apasionado, pasión que le permitió percibir con nitidez la necesidad de combatir, desde la política y la idea, una superestructura cultural opresiva, y que lo llevo además a denunciar con intransigencia y compromiso, a aquellos intereses que consideraba contrapuestos a los nacionales. Es por ello que no dudó en apelar constantemente a la polémica para “despertar conciencias”, pero siempre con un profundo amor a sus paisanos, ya que como el mismo testificaba :“...cuando ataco a un hombre concreto no es que lo malquiera: es que quiero a mis paisanos y por amor a ellos tengo que cumplir esta labor ingrata que me cierra tantas puertas y me junta enemigos en un arte, como el de la política, que consiste en hacer amigos.”


Creo entonces que ante todo que JAURETCHE floreció como un hombre de “ideas nacionales”, un verdadero metapolítico tal como lo definió CANGIANO, que desde el punto de vista teórico fecundó textos de una originalidad que deberían constituirse en la envidia de toda la comunidad académica. Desde mi perspectiva, el linqueño no fue un polemista, sino un hombre que utilizó la polémica como arma dialéctica.


Cabe interrogase entonces por que se valió de dicha herramienta con tanta asiduidad. Tal como lo sostuve en un texto que titule bajo el interrogante ¿Existe un pensamiento nacional?, uno de los instrumentos más valiosos a los que puede apelarse para desarrollar en este tipo de formulación es el de la polémica, ya que como arte que enseña los procedimientos de ataque y defensa, y como recurso controversial por excelencia tiende a despertar fuertes pasiones, las que posteriormente, generan estados de conciencia. Desde esa posición, y ante la colosal consolidación de una superestructura colonial cultural que aún subsiste, dicho arte constituye un instrumento de gran aptitud para desentrañar sus principales componentes.


Si bien en ciertos mundillos académicos suele referirse en forma despectiva a "lo pasional", y esgrimírselo como figura antitética de "lo racional", en procesos como el contemporáneo donde la potencia hegemónica de un pensamiento único ha adormecido las estructuras autónomas de reflexión, la polémica suele poseer un positivo efecto "despabilante", aún a riesgo que repercutir de múltiples y contradictorias maneras.

Don ARTURO JAURETCHE fue perfectamente conciente del poderoso efecto de la polémica, y pionero en utilizarla con un propósito definido: avivar y avispar zonzos. Claro gran parte de ellas lo condenaron a un aislamiento que incluso provino de sus aduladores, quienes prefirieron mantenerse al margen de las mismas, para “preservarse” de la nocividad de sus consecuencias.

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Bicentenario, Soberanía, Liberación


Por Lucas Molinari


Se cumplen 200 años de la Revolución de Mayo, y vamos a transitar este aniversario con una discusión que atraviesa al conjunto de la sociedad sobre el modelo de país a construir. La cultura de la anti-política que fue hegemónica en las juventudes de los `90 se va destruyendo al calor del pueblo inundando calles llenas de banderas.

Vivimos un momento histórico, nunca estuvimos tan unidos en política con nuestros países hermanos de América Latina. Es por eso que la historia debe servir siempre para pensar el presente, nunca como elemento de museo. Romper con la historia de héroes sin rasgo humano que impuso en las escuelas la oligarquía, es por tanto una tarea constante al hablar de estos 200 años.


La versión oligárquica de Mayo


A pesar de haber quedado demostrado que la versión tradicional de Don Bartolo Mitre es falsa, increíblemente en la escuela sigue teniendo legitimidad la revista Billiken. Según ella la patria nació por esos días de mayo, en una revolución anti-hispanista, encabezada por gente decente (sin olor a pueblo) y con el apoyo de los británicos… ya que el objetivo central era lograr el libre comercio para salir del “atraso” colonial español.

De hecho las ideas innovadoras de libertad y democracia habrían sido difundidas por soldados ingleses que derrotados luego de las invasiones de 1806 y 1807, teniendo la ciudad como cárcel, frecuentaban reuniones de la clase alta. Para que no exista una represión inmediata los revolucionarios habrían utilizado el nombre de Fernando VII como una máscara para no alertar sobre las reales pretensiones independentistas.

El problema de esta versión es que no explica entre otras cosas porqué se tardó 6 años en proclamar la Independencia, y por qué militantes españoles como San Martín pelearon en su país y luego viajaron a tierras americanas como continuidad de una misma lucha. Además de la presencia de dos españoles en la Primera Junta (Matheu y Larrea) y de la bandera de España flameando en el Fuerte porteño hasta 1814.

Así es como con fotos de grandes figuras se fue construyendo un relato histórico con una clara intencionalidad política… Que los ingleses nos hayan ayudado a ser libres, que nos hayan posibilitado el ingreso a la modernidad y con progreso alcanzado la civilización… permitió legitimar se legitimó desde la historia la política de endeudamiento con la banca Baring en 1824 de Rivadavia, o el Tratado Roca-Runciman del año 1933 (como dos ejemplos del coloniaje).


Revolución hispanoamericana


1808 fue un año de cambios para España. Ante la embestida de Napoleón sobre las tierras ibéricas y la abdicación de Fernando VII, un proceso de movilización popular da nacimiento a las Juntas que desconocen a los gobernantes impuestos por los invasores. Este hecho se enmarca en un proceso de lucha contra el absolutismo que había tenido en 1789 a Francia como escenario principal.

Las ideas de libertad e igualdad se enfrentaban al statu quo de las Cortes, e impugnaban tanto la esclavitud como las formas de gobierno monárquico. Así lo reflejan las declaraciones de la Junta Central de Sevilla del 22 de enero de 1809: “las tierras americanas no son colonias sino provincias”.

De esta manera se conecta la Revolución española de 1808 con los procesos latinoamericanos, ya que a su vez la política impulsada desde el península era la formación de Juntas para combatir al conservadurismo que encarnaba la invasión francesa de Napoleón.

De allí que los levantamientos estén tan pegados en el tiempo: La Paz l809, Caracas, Buenos Aires, Chile y Nueva Granada en 1810, Méjico, Paraguay y la Banda oriental, en 1811. En todos los casos la figura de Fernando VII representaba ese ideario liberal, hasta 1814 cuando éste vuelve al Gobierno tomando el programa conservador y contrarrevolucionario, y por tanto haciendo inevitable la declaración de independencia en territorio americano.


Un Plan de integración


La figura que sobresale en los días de Mayo por Buenos Aires es Mariano Moreno, a quien es necesario recuperar como a San Martín desde la perspectiva nacional para eliminar las tergiversaciones de la historia mitrista.

El “Plan de Operaciones”, es desde esta perspectiva el programa de los revolucionarios, que no es ni “separatista”, ni “probritánico”, sino que es americanista y popular. En el Plan propone expropiar capitales altoperuanos para que desde el Estado se pueda desarrollar una empresa que movilice recursos naturales para desarrollar industrias estratégicas.

En sus palabras expropiar “una cantidad de 200 o 300 millones de pesos” para ponerlos “en el centro del Estado para la fomentación de las artes, agricultura, navegación, etc” para producir “en pocos años un continente laborioso, instruido y virtuoso”.

Pero para lograr esto debía cerrar la importación de bienes sunturarios de Europa: “manufacturas que, siendo como un vicio corrompido, son de un lujo que deben evitarse principalmente porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que pesan”.

Aquí se cae la idea mitrista de la Argentina naciente en 1810. (Si además en 1816 se dicta la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata…). Porque del Alto Perú al puerto de Buenos Aires era una misma unidad política, la del Virreynato. Moreno piensa en función de ese territorio, para el cual un desarrollo endógeno necesitaba de la explotación minera, ya no para la exportación a Europa sino para la industrialización y desarrollo interno.


La actualidad de la política revolucionaria


El Plan morenista fue derrotado, como así la integración continental soñada por Artigas, San Martín y Bolívar. La fuerza de los puertos, donde las oligarquías locales acumularon riquezas, quebró al territorio americano dejando fracturas en forma de fronteras.

La Patria Grande necesita de puertos mirando al interior… En el siglo XIX la jugada la ganó el imperialismo. Inglaterra asechó las costas americanas con la complicidad de traidores de patria chica. De esa forma se tejió la Guerra fraticida de la Triple Alianza que terminó con el modelo de desarrollo del Paraguay, que respondió a la misma línea que el Plan de Operaciones.

Hoy se revive la discusión. El Estado como emprendedor, en el marco de un país semi-colonial, es el punto a reforzar. Así como Perón supo construir las bases de una nación políticamente soberana, hoy nuestra Presidenta pone en práctica el desarrollo industrial y la integración regional como pilares de un modelo que tiene a los trabajadores como sujeto fundamental y a la justicia social como fin principal de la política pública.

Es por ello que en este Bicentenario vemos imprescindible dar la batalla cultural y política para des-colonizarnos como pueblo. Empezando por la historia, siguiendo por los medios, hasta los usos y costumbres se irán transformando en un proceso de liberación.

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1962: Framini Gobernador


Vandor, John William Cooke, Perón y Framini.


Hacia 1962, el secretario general de la Asociación Obrera Textil, Andrés Framini, fue sorprendido por una directiva de su jefe político, Juan Domingo Perón: debería ser su acompañante en la fórmula electoral para la provincia de Buenos Aires, pero como candidato a gobernador y llevando al líder exiliado como vice.

Como se sabe, el nombre de Perón fue reemplazado por el de Marcos Anglada y la fórmula definitiva, con la boleta de Unión Popular, ganó las elecciones con más de 1.170.000 votos, desatando una crisis que obligó al presidente de la Nación, Arturo Frondizi a anular los comicios. Framini nunca pudo asumir y el jaqueado mandatario fue derrocado poco tiempo después.

El episodio dejó varios interrogantes. Especialmente, en lo que respecta a las verdaderas intenciones de Perón y de quien, por entonces, se constituía en una sólida alternativa de pode r polític o dentro del peronismo: el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor.

A fin de contribuir a la discusión historiográfica, ofrecemos tres visiones no del todo coincidentes de aquel proceso político: la del escritor Roberto Carri; la del propio Perón (en una carta a Alberto Iturbe, publicada por Roberto Baschetti) y parte de un reportaje de Nelson Domínguez al dirigente lucifuercista Juan José Taccone.


Sindicalismo y peronismo en 1962

Por Roberto Carri

El peronismo político se prepara para las elecciones de 1962 y Frondizi lo despide a (Alvaro) Alsogaray para reconstruir su imagen electoral. Los sindicalistas apoyan las elecciones porque son un buen medio para negociar poder y posiciones, mucho menos peligroso que el terrorismo.

El proceso electoral que culm ina el 1 8 de marzo de 1962, además de demostrar la eficacia de la maquinaria sindical, señala la importancia de la definición política del sindicalismo. Sindicatos y peronismo son sinónimos en esa época. Los sindicatos son el único aparato organizativo de masas que tiene el movimiento después que el ejército destruyera las organizaciones clandestinas de base.

La campaña electoral permite al pueblo expresar masivamente su voluntad de "poder popular" y reclamar el retorno de Perón a la Argentina. La candidatura de Perón - Framini en la provincia de Buenos Aires —no obstante el veto a Perón y su reemplazo por Anglada— simboliza toda la campaña. El aparato sindical del peronismo garantiza el triunfo en las urnas y, en parte, las movilizaciones preelectorales del cinturón industrial; pero es una garantía tramposa: al mismo tiempo, desarma al pueblo de argumentos organizativos que hubieran permitido, por lo menos, pelear en defensa de los resultados de la ele cción.<>
La anulación de las elecciones por Frondizi y su posterior derrocamiento cierran las fantasías integracionistas de muchos. El vandorismo y su estrategia de presión hasta ciertos límites, se convierte en la estrategia del sindicalismo y, por el momento, del movimiento peronista. No obstante esa “garantía”, el régimen no soporta la presencia de las masas y comprende la debilidad de los dirigentes locales del peronismo. La táctica de Perón durante 1962 y 1963 continúa orientada a defender la unidad del movimiento.


Carta a Alberto Iturbe

Por Juan D. Perón

Madrid, 17 de enero de 1962.

Mi querido amigo:

Como a usted le consta, había deseado permanecer ajeno al problema de las candidaturas de la Provincia de Buenos Aires, pero han sido tantas las gestiones que se han realizado ante mí, ya acá persona lmente como por carta, que han terminado por comprometer mi opinión sin que yo mismo me haya dado cuenta. En efecto, los viajeros emisarios, "informados", periodistas, y toda la gama de la fauna que se mueve, con interés o sin él, detrás de las candidaturas, me han hecho decir tantas cosas que ni siquiera se me han ocurrido pensar, que considero necesario que les haga llegar mi pensamiento y mi palabra al respecto a fin de que ustedes no sean engañados como parece ocurrir con todos los demás.

Como según mi información, todas las candidaturas del Frente Justicialista que se han estado agitando hasta ahora, llevaban como segundo término al compañero Andrés Framini, se me ocurrió hace tiempo hacerle decir que se hiciera un viaje por España sabiendo que Framini ni quería saber nada de ser candidato a nada, lo que se explica por su natural desinterés personal y su función sindical. Sin embargo, su predicamento personal en el Movimiento, ha movido a todos los que se candidatean a proponerlo en segundo término, porque siendo la Provincia de Buenos Aires y, especialmente el cinturón del Gran Buenos Aires, sectores obreros, sabían que Framini arrastraría allí inmensa cantidad de votos. En otras palabras, Framini era "el caballo y el otro el jinete".

En mi concepto, en las elecciones de Buenos Aires, no interesan los candidatos sino el Movimiento y cada peronista debe pensar que de ello se infiere la necesidad de llevar una fórmula que, no siendo resistida por nadie, permita acopiar el mayor número de votos que se sumen a los que el Peronismo asegura por sí. Ninguno de los candidatos reúne tales condiciones en la medida que las reúne Framini. En consecuencia, nada parece tan natural como que la fórmula esté encabezada por este compañero, llevando en segundo término a uno de los tantos candidatos que se mencionan.

Las organizaciones obreras que tan decisivas son en esta situación han observado a alguno s de los candidatos posibles de la línea política por carecer de predicamento en algunos casos y por tener franca oposición en otros. En tales condiciones, no es aconsejable insistir en ellos, menos aún cuando la decisión puede estar dependiendo de la voluntad obrera de votarlos. Por otra parte, las organizaciones sindicales peronistas saben que Framini es el mejor candidato en la emergencia y consideran injusto que este compañero sea relegado.

Yo no creo que en la Provincia de Buenos Aires se le permita la concurrencia al Justicialismo y estoy persuadido que el "gobierno" sólo permitirá la concurrencia peronista en el caso de que esté convencido que ha de perder las elecciones o en el caso que el candidato peronista esté de antemano "acomodado" con el "gobierno". Lo más probable es que se nos tenga en la incertidumbre hasta el último día y se aproveche esta situación para dividirnos y descomponernos, como se lo ha hecho en Santa Fe, contando con la colaborac ión de algunos dirigentes peronistas.

Si el "gobierno" vetara la candidatura de Framini enfrentaría el repudio de toda la clase trabajadora que, por sentido clasista, debe apoyarla. Yo estoy seguro que si tenemos en Buenos Aires alguna probabilidad de ganar la elección será solamente con esta candidatura y, por lo tanto, considero que el "gobierno" no la ha de permitir para lo que ha de recurrir a cualquier expediente lícito o ilícito, que es lo que más nos conviene a nosotros. Si, en caso contrario, la permite, estaremos en las mejores condiciones de hacer una buena elección.

Si realmente los compañeros que encabezaban fórmulas tienen interés en el triunfo del Movimiento Peronista no tengo la menor duda que no han de tener inconvenientes para figurar en segundo término en lugar del primero. Si no es así, habrán demostrado que sólo los guía el interés personal y no la buena marcha del Movimiento. Esta es una hora de renunciamiento y no de intere ses mezq uinos porque la suerte del Peronismo está comprometida.

Venciendo los escrúpulos del compañero Framini lo he convencido para que acepte ser candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires y él se ha comprometido a hacer lo que yo disponga al respecto. En ese concepto le he indicado la necesidad de que así sea. Ha conversado largamente conmigo y él le podrá completar todo lo referente a este asunto, tanto para el caso de que se pueda concurrir como para el de ser vetado por el "gobierno" o no poder concurrir en ninguna forma en la forma prevista, el también le informará sobre lo que se refiere a los fondos necesarios para la campaña. Le ruego que salude a todos los compañeros.

Un gran abrazo

Juan Perón


Segundas intenciones

Por Juan José Taccone

— ¿Qué sentido tenía la candidatura de Perón?

— La intención de Perón era no ir a las elecciones. Él pensaba que la caída de Frondizi podía traer serios problemas. El movimiento obrero estaba convencido, en cambio, que la caída de Frondizi ya no tenía importancia y que, por otra parte, era muy difícil mantenerlo en el Gobierno. Perón no estaba persuadido de eso. Había recibido a algunas delegaciones de Frondizi y dentro del movimiento tenía también sus presiones. Cuando Perón lanza su candidatura como gobernador de Buenos Aires, fue para buscar el voto en blanco. Es decir, primero el veto a la fórmula y luego, como reacción, el voto en blanco, con lo que Frondizi estaría salvado.

— En otras palabras, Taccone, la fórmula Perón-Framini tenía por objeto buscar la proscripción del peronismo para justificar el voto en blanco, que era lo que necesitaba Frondizi. Sin emba rgo, la fórmula Perón - Framini no se concretó. Todo lo contrario, el peronismo fue a las elecciones con la fórmula Framini - Anglada, y su triunfo fue la antesala del derrocamiento de Frondizi. ¿Cómo fue que Perón desistió de su plan inicial?

— Como le dije antes, Domínguez, el movimiento obrero estaba convencido que era muy difícil mantenerlo a Frondizi y que, por otro lado, su caída ya no tenía importancia. Para conversar con Perón sobre este asunto viajó a Madrid una delegación de las 62 Organizaciones. La integraban Augusto Vandor, Francisco Prado y otros compañeros. Estuvieron una semana en Madrid. Al principio Perón no quería saber nada, pero los compañeros le hicieron ver que con Frondizi no había salida posible y que había que buscar otra solución. Los sindicalistas aceptaban el punto de vista de Perón, en el sentido de que la situación futura se abría a grandes interrogantes.

Con respecto a las conversaciones con algu nos mili tares y sus afirmaciones de que se iba a mantener una línea de unión con las organizaciones sindicales y el movimiento popular. Perón intuía que eso iba a tener muy corta duración, y eso también le aceptaban los compañeros que habían ido a hablar con él. Pero la otra alternativa no estaba expuesta a menos interrogantes. Lo cierto fue que, después de un profundo análisis, Perón terminó aceptando el punto de vista del movimiento obrero, y fue así cómo nació la fórmula Framini - Anglada para la provincia de Buenos Aires.

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Juan Felipe Ibarra


Por Luis Alén Lascano

La vida del santiagueño Juan Felipe Ibarra recorre la crucial primera mitad del siglo XIX, cuyo derrotero de sangre y fuego trazaron tanto la guerra de la Independencia como la posterior guerra civil.

Integró el Ejército del Norte y fue designad o por Manu el Belgrano al frente del Fuerte de Abipones, que mantuvo a raya a los indígenas chaqueños. Fue solidario con Juan Bautista Bustos en el motín de Arequito. Enfrentó a su jefe, Bernabé Aráoz, gobernador del Tucumán, a fin de obtener la autonomía de Santiago del Estero. Para ello contó con la asistencia de Martín Miguel de Güemes. En 1820, consiguió el reconocimiento de su provincia, a la que gobernó los siguientes 31 años.

Cuando sus diputados se unieron al partido porteño de Bernardino Rivadavia, designó al también porteño Manuel Dorrego, para defender las posiciones federales. Más tarde apoyó, sucesivamente, al propio Dorrego, al "Manco" Paz —a quien luego enfrentó militarmente—, a Facundo Quiroga, a Juan Manuel de Rosas y a Manuel Oribe.

A su muerte, en 1851, nacieron dos leyendas: la del patriota y la del tirano. Extraídos de un artículo (1970) del historiador Luis Alén Lascano, su comprovinciano, estos párrafos intentan provocar la curiosidad de quienes no se conforman con tales leyendas.


Monstruo surgido del averno, bárbaro, ignorante y cruel, para unos. Caudillo indiscutido durante 30 años, guerrero de la independencia y patriarca del federalismo, para otros. Entre ambos extremos se debate la polémica alrededor de la figura de Ibarra.

Hasta ahora los historiadores clásicos lo han condenado sin posibilidad de indulto. Pero en ese juicio no ha habido defensa ni alegato favorable alguno. Ha sido la sentencia del tribunal vencedor; muchas veces cómplice y converso, ansioso por eso mismo de una severidad implacable.

(...) Ahí está, al filo de los años cuando se aproxima el fin de sus días. Estatura mediana y grueso el cuerpo; frente ancha y despejada, cabello negro y lacio, labios finos, con una sonrisa imperceptible más parecida a un rictus despreciativo. Severa la mirada, imperturbable el gesto y prodigiosa la memoria.

(...) Tu vo a su antojo el patrimo nio entero de la provincia, y en años de escasez no percibía sueldos; se le entregaron bienes en administración a su confianza, como los de la familia Uriarte y fue escrupuloso en el manejo de los dineros ajenos o públicos. Alguna vez, los excesos políticos lo llevaron a confiscar fondos enemigos; los destinaba al ejército y a pagar sus soldados.

Fuera de su violenta pasión federal, era amigo sincero y consecuente; educado cuando quería serlo, don Pedro Ferré escribió de Ibarra: "Conocí y traté en Santa Fe a don Juan Felipe Ibarra, y me hizo la mejor impresión por su educación, y la nobleza de sentimientos que manifestaba".

Páginas similares ofrecen sobre su persona el Dr. Eduardo Lahitte, amigo y corresponsal desde Buenos Aires; el culto historiador y gobernante santafesino Urbano de Iriondo, y otros contemporáneos no afectados por la pasión.

Todo esto es un hombre con un hondo drama sentimental. Se ha casad o en 182 3 por poder con do ña Ventura Saravia, hija del Dr. Mateo Saravia quien sin duda por amistad, consiente u obliga a esta boda. El padre es un rico feudatario en las cercanías de Abipones, mas el origen familiar es salteño, y de allí llega la desposada en una volanta a Santiago.

La espera el gobernador, las autoridades y las mejores familias de la ciudad, y van al nuevo hogar los esposos. Al amanecer, ordena Ibarra atar nuevamente los caballos del carruaje, y en silencio, la esposa parte de retorno. ¿Qué misterio se oculta en esa noche nupcial? El gobernador nunca lo explicará, y el silencio se tiende sobre el episodio para siempre. Un historiador actual piensa que la novia fue obligada por la autoridad paterna, a una boda sin amor. Y que llegada ante el prometido, no vaciló en confesarle tan desgraciada situación. "En un acto caballeresco, decide el retorno de su esposa a su casa paterna."

No es ésta la actitud de un mandón irresponsable. En la dignida d con que lleva su proceso sentimental intimo, hay una respuesta para sus detractores. La misma actitud tiene siempre Ventura Saravia. Sus hermanos se tratan fraternalmente con Ibarra, y a Manuel Antonio Saravia lo hace elegir gobernador de Salta y lo sostiene con su influjo. Hasta su misma esposa vuelve a Santiago al saberlo enfermo y lo acompaña hacia el fin de sus días, cuando muere, el 15 de julio de 1851. Ella es albacea y heredera en su testamento, y ella ha de quedar velando su memoria, hasta que la pasión política después de Caseros, confisque sus bienes y la obligue a buscar refugio en Tucumán.

Muere Ibarra como buen cristiano. Pide en su testamento a Dios, "me perdone todas mis culpas”, el hábito mercedario de mortaja, la asistencia de franciscanos y dominicos y ser enterrado en el templo de La Merced; todo lo cual así se hace. Los más distinguidos sacerdotes lo han confesado y ayudado a morir. Nada sabe hasta entonces de los sucesos del litora l, ni de la defección de U rquiza. y puede esperar el fin, seguro de haber sido, como le cantan los trovadores populares a su muerte, "la columna más fuerte de la Confederación".

Si muchos de sus actos no tienen justificativo, hay una explicación coherente para todos. Y por encima del balance postrero, hay una provincia argentina que le debe su erección como estado federal. Fundador de la autonomía santiagueña, en estos 150 años de vida provinciana, todos han disfrutado del privilegio ciudadano de esa santiagueñidad lograda por Ibarra a sangre y fuego. Pocos son los que alguna vez le agradecen esa herencia, cuidada con empecinamiento en 30 años, y dilapidada después por tantos sucesores.

Tres décadas, largas acaso para soportar a un mismo hombre en el poder, pero que dan relevancia inusitada a su provincia en el concierto nacional; donde no se permite la menor trasgreslón a sus fueros y prestigios, y en las cuales su caudillo alcanza estatura mayor dentro d el país.

Ibarra demuestra no ser un hombre de la patria chica, constreñido sólo a límites locales. El mismo respeto y jerarquía que quiere para su provincia, le inspiran altivas actitudes argentinas. Todas las determinaciones de su vida acusan una notoria sensibilidad nacional y entiende al país, como una Nación total: geográfica y políticamente integrada.

Es la cohesión conseguida por el federalismo, e Ibarra la manifiesta el 23 de febrero de 1833, al protestar al Rey de Inglaterra por la ocupación de las Islas Malvinas. Ese espíritu está presente en la firma del Tratado Interprovincial del 6 de febrero de 1835, para perseguir en el norte, "toda idea relativa a la desmembración de la más pequeña parte del territorio de la república", y evitar la anexión de Jujuy a Bolivia.

Idea fundamental ésta, de todos sus actos. Por ella rechaza el ofrecimiento de los gobernadores de Catamarca y La Rioja, Cubas y Brizuela, que le propone n retira r a Rosas del manejo de las relaciones exteriores y confiárselo a él como jefe de un bloque mediterráneo.

Por ella se opone a la Coalición del Norte en 1840 y le pregunta a Manuel Sola, gobernador de Salta: "¿Se constituye el país haciendo causa común con los extranjeros que están hostilizando injusta y vilmente a nuestros mismos pueblos?"

Y este sentimiento de la nacionalidad, cuando estaba en pañales o era negada por los letrados del Plata, inspira al bárbaro Ibarra una proclama de repudio a la agresión colonialista anglo-francesa de 1841, donde desentraña el sentido de la emancipación argentina ante España, la codicia de los imperios europeos, y el valor de la Confederación, cuya resistencia como "precio de nuestra independencia nacional, es la sangre de millares de victimas que desde el campo del honor, nos recuerdan nuestros deberes y nuestros juramentos".

Las cosas malas de su existencia, inocultables, se traslucen en un c laroscur o de luces y sombras , humanas e imperfectas. Todos las tuvieron, y las tenemos, y ¡cómo habrían de estar exentos de vicios los caudillos de aquel momento fundacional donde con barro y muertes se creó la patria! Pero la tarea del historiador, como dice Vincen Vives, "no es aplaudir ni condenar, sino comprender vitalmente el drama humano".

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Rosas


Por Manuel Gálvez


Don Juan Manuel de Rosas no ha muerto. Vive en el espíritu del pueblo, al que apasiona con su alma gaucha, su obra por los pobres, su defensa de nuestra independencia, la honradez ejemplar de su gobierno y el saber que es una de las más fuertes expresiones de la argentinidad.

Vive en los viejos papeles, que cobran vida y pasión en las manos de los modernos historiadores y que convierten en defensores de Rosas a cuantos en ellos sumergen honradamente en busca de la verdad, extraños a esa miseria de la historia dirigida, desdeñosos de los ficticios honores oficiales.

Y vive, sobre todo, en el rosismo, que no es el culto de la violencia, como quieren sus enemigos o como, acaso, lo desean algunos rosistas equivocados. Cuando alguien hoy vitorea a Rosas, no piensa en el que ordenó los fusilamientos de San Nicolás, sino en el hombre que durante doce años defendió, con talento, energía, tenacidad y patriotismo, la soberanía y la independencia de la Patria contra las dos más grandes potencias del mundo.

El rosismo, ferviente movimiento espiritual, es la aspiración a la verdad en nuestra Historia y en nuestra vida política, la protesta contra la entrega la Patria al extranjero, el odio a lo convencional, a la mentira que todo lo envenena.

El nombre don Juan Manuel de Rosas ha llegado a ser hoy, en 1940, lo que fue en 1840: la encarnación y el símbolo de la conciencia nacional, de la Argentina independiente y autárquica, de la Argentina que está dispuesta a desangrarse antes que se estado vasallo de ninguna gran potencia.

Frente a los imperialismos que nos amenazan, sea en lo político o en lo económico, el nombre Rosas debe unir a los argentinos.

Estudiemos su obra y juzguémosla sin prejuicios. Y amémosla, no en lo que tuvo de injusta, excesiva y violenta, sino en lo que tuvo de típicamente argentina y de patriótica. (Manuel Gálvez. Vida de don Juan Manuel de Rosas. t III. p.924.Ed.Arg.1974)

( Ver más artículos sobre Rosas en "El Restaurador de la Leyes" )



RUMBO AL EXILIO

Tras la derrota de
Caseros, Rosas, con una guardia se retira del campo, en dirección a Matanzas. En un momento gira a la izquierda y en un recodo aparece otra fuerza enemiga. Luego de un nutrido tiroteo y rechazados los perseguidores, Rosas ordena a los soldados que se dispersen. Con su asistente llega hasta el estanco de Montero, al sudoeste de puente Alsina, y de ahí hasta el Hueco de los Sauces, hoy plaza 29 de noviembre, donde se apea y redacta su renuncia:

“Señores representantes: Es llegado el caso de devolveros la investidura de gobernador de la provincia y la suma del poder con que os dignasteis honrarme, Creo haber llenado mi deber como todos los señores Representantes, nuestros conciudadanos, los verdaderos federales y mis compañeros de armas. Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y nuestro honor es porque más no hemos podido. Permitidme, H.H.R.R. que al despedirme de vosotros, os reitere el profundo agradecimiento con que os abrazo tiernamente; y ruego a Dios por la gloria de V.H. de todos y cada uno de vosotros. Herido en la mano derecha y en el campo, perdonad que os escriba con lápiz esta nota y de una letra trabajosa. Dios guarde a V.H.”

Rosas se dirige directamente a la casa del representante ingles, Mr.Gore. “Aquí no vendrán. No es el pueblo el que me ha volteado...son los brasileros” (Ver Informe Gore)

En un informe fechado el 9 de febrero de 1852 y dirigido a su superior, el Ministro de Asuntos Exteriores, Lord Henry John Temple, vizconde de Palmerston, Gore señala:

"El día 3 de febrero estuve durante todo el tiempo completamente ocupado, concertando con mis colegas los mejores medios para proteger las vidas y propiedades de nuestros respectivos connacionales. Al regresar a mi casa, a las 4 y media de la tarde, mi sirviente me informó que había admitido a una persona con uniforme de soldado común, pero que sospechaba ser el general Rosas, y que se hallaba reposando en mi lecho, muy exhausto por la fatiga y una herida que tenía en la mano, habiendo pedido que le dejasen recostar. Entré inmediatamente y hallé a Rosas en mi cama, cubierto con el humo y polvo de la batalla y sufriendo fatiga y hambre; mas, por otra parte, calmo y dueño de sí mismo. Díjome sonriendo "Es un hecho curioso que el caballo que doné a Mr. Southern para la reina Victoria salvó mi vida esta mañana, y ahora me encuentro bajo la protección de la bandera inglesa". Inmediatamente me dí cuenta que era necesario sacarle de mi cama y pasarlo a un buque de guerra, antes que se supiese o sospechase dónde estaba. Tenía poco tiempo disponible y debía emplear la mayor discreción posible, pues estaba por reunirme con los demás representantes, a las 6 pm., para ir al campo de Urquiza, a pedido del general Mansilla, jefe de la plaza, para ofrecer nuestros buenos oficios, a fin de convenir con aquel general la constitución de un gobierno para la ciudad, y yo no poseía medio alguno para hacer nada hasta mi regreso. Me ví, pues, obligado a dejar al general Rosas, habiendo ordenado su cena y baño, y que por ningún motivo se permitiese a ninguna persona entrar o salir de mi casa, hasta mi regreso."

A la ocho llega Manuelita y a media noche del 3 de febrero, el general Rosas, vestido de negro y acompañado de su hija se dirige al bajo, para embarcarse en el Centaur, rumbo al exilio.

¿Que habrá sentido aquel hombre, que tras 30 años de sacrificios y luchas, se ve traicionado y abandonado de esta forma?

“Sepa el mundo todo, que cuando un poder extranjero nos provoque, allí estará el inmortal general Urquiza, al lado de su amigo el Gran Rosas, el primero con su noble espada para vengar a la América” (hace publicar el mismo Urquiza en “El Federal Enterriano” poco antes de Caseros, al ser tentado por los brasileros para traicionar a Rosas)

Luego la vil traición, y poco después de Caseros, Urquiza dirá:

“Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. ( Mayo de 1952. )

“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. (Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948.)

“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)

Rosas marcha al exilio sin dinero. Solamente llevaba algunas cosas personales y un baúl con documentos. Sus bienes, (que poseía antes de ser gobernador), serían confiscados. Se lo juzgó en ausencia, sin derecho a defensa, y condenado sin poder probársele nada.


¿POR QUE SE EXILIÓ ROSAS EN INGLATERRA?

Muchos que no saben que decir contra Rosas, utilizan el argumento que era “pro-ingles” y “la prueba es que se exilió en Inglaterra”.

Sin embargo la razón por la que fue a Inglaterra es muy sencilla, y prueba lo contrario:

Los Ingleses siempre utilizaron la estrategia de “deshacerse del enemigo permitiéndole escapar” (Filosofía Sun Tzu). La usaron muchas veces en la guerras de Europa y la usarían también en América. Rosas respetó a los ingleses de Bs.As. (y los tratados de 1825 de nación favorecida que obtuvieron a cambio de reconocernos la independencia) pero se opuso encarnizadamente al libre comercio y la libre navegación de los ríos, objetivo buscado por los ingleses (y franceses).

Los brasileros (aliados de siempre del imperio ingles), en virtual guerra con Rosas, tentaron a Urquiza (jefe del ejército de la Confederación contra Brasil) para que se revele contra Rosas. Urquiza, entre otras razones por ambición personal y económica (que hasta el mismo Sarmiento le echa luego en cara) en alianza con los brasileros derroca a Rosas. Si bien se arrepiente en forma casi inmediata, el error ya estaba hecho y los Ingleses consiguieron su objetivo en gobiernos posteriores.

Ahora bien: ¿porque Rosas fue a Inglaterra?: derrotado Rosas por Urquiza y brasil a Rosas le quedaban dos opciones: entregarse como lo hizo Chilavert, sin resistencia, para ser fusilado por la espalda (por Urquiza), o entregarse a su verdadero vencedor.

Rosas optó por esto último y no tuvo un exilio sino una prisión disimulada en una granja de Inglaterra, donde vivió humildemente de su trabajo diario. (Llevó un cajón de papeles y documentos y unos pocos patacones en el bolsillo) ¿Porque lo recibieron los Ingleses?... muy sencillo...para “deshacerse del enemigo permitiéndole escapar”, para “tenerlo controlado” y de paso “tener controlados” a los gobiernos de la Confederación…“o les mandamos nuevamente e Rosas” . Si en cambio lo mataban, lo hubieran convertido inmediatamente en un mito. Si hubiera ido a otro país, podría regresar a la Confederación. Rosas recibió ofertas en ese sentido desde su patria, pero se negó terminantemente a regresar ilegalmente contra un gobierno constituido.

Hay otra razón para que Rosas se exilaran en Inglaterra: en aquella época, Inglaterra era el único país con estabilidad políica. El Propio San Martín en su madurez estuvo a punto de exiliarse en Inglaterra cuando los desórdenes en Francia no le daban seguridad personal.

Rosas no fue “enemigo” de los ingleses. El propio cónsul ingles testimonia que se respetaron a los súbditos ingleses, sus bienes y propiedades inglesas aún durante el bloqueo Ingles.

Rosas no fue “enemigo” de los ingleses: simplemente los puso en su lugar.


EL EXILIO

Rosas sobrelleva su exilio con dignidad y confiando en el juicio de la historia.

Los enemigos de Rosas le confiscan todo sus bienes. Recupera parte de su estancia San Martín. Alquila una finca en Southampton y vive de su trabajo y sacrificio, en estricta sencillez, sin abandonar algunas costumbres de la pampa, como el mate, el recado, las botas, etc.

Rechaza una pensión que le ofrece Palmerston, y para paliar su difícil situación económica, Rosas pide prestado dinero a sus amigos y conocidos. Pocos se acuerdan de el. Pocos le agradecen.

Un exilio digno, sin reproches ni rencores. Ordena sus papeles históricos y recibe visitas de algunos conocidos, como Alberdi, y de su hija Manuelita y nietos.

Se prepara un plan para restituirlo al poder, que el rechaza porque nunca podría revelarse contra un gobierno constituido.


ROSAS Y ALBERDI

A los 25 años
Juan Bautista Alberdi, formaba parte de Asociación de Mayo; jóvenes románticos, idealistas y liberales, obnubilados por las nuevas corrientes filosóficas y encandilados los “las luces” de Europa, creen poder convencer a Rosas de sus ideas. Alberdi lo llama “el Gran Rosas”. Pronto, al ver que Rosas no está en camino de aplicar las libertades ni filosofías de la Revolución Francesa, serán sus enemigos. Alberdi publica artículos en “La Moda” de crítica costumbrista, con el seudónimo de Figarillo. Este grupo de jóvenes afrancesados se sienten en cierta forma amenazados y Alberdi, temeroso, pide audiencia a Rosas: “Más tolerante que sus consejeros, me dispensó de ella, mandándome palabras calmantes por medio de Mariño”confesará Alberdi.

Emigrado en Montevideo (1838), junto a otros jóvenes se dedicará a combatir a Rosas. Alberdi reconoce que emigran espontáneamente, sin ofensas ni odios ni sin motivos personales, y solo por combatir la “tiranía”. Desde “El Nacional” predica la alianza entre los emigrados y la escuadra francesa que bloquea y ataca. A la confederación. Cuales son los argumentos? “nosotros no somos hijos de nuestra tierra sino de la Humanidad” (...) “para los espíritus vastos y serios que saben no estacionarse en el círculo estrecho de la Nación, la patria es la Humanidad”. Dice Alberdi. Juan Cruz Varela, se extraña por la “propaganda anti-americana y anti-patriótica” (Escritos póstumos)

En 1847 desde Chile, publica en Chile “La Republica Argentina luego de 37 años después de la revolución de Mayo” donde dice ...”Rosas es un mal y un remedio a la vez”… “Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires “….”el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido”….”los Estados Unidos, a pesar de su celeridad, no tienen hoy un hombre público más expectable que el General Rosas” ...”se habla de él popularmente de un cabo al otro de América”…”no hay lugar en el mundo donde se ignore su nombre....”porque no hay uno a donde no llegue la prensa inglesa y francésa que hace diez años lo repiten día por día”... ”que orador, que escritor célebre del siglo XIX no le ha nombrado, no ha hablado de él muchas veces? Guizot, Thiers, O´Connell, Lamartine, Palmerston, Aberdeen. ¿Cuál es la celeridad parlamentaria de esta época que no se haya ocupado de él”... (…..y pensar que la historia oficial trató de ignorarlo, de “borrarlo”) A pesar de ser un enemigo político de Rosas, dice honestamente ...”Si se pidiesen títulos de Rosas a la nacionalidad argentina, yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate”...”El primer partido de América que haya repelido a los estados de Europa, es el de Rosas”

En 1857 Alberdi era Ministro de la Confederación en Londres. En una reunión privada se encuentran Rosas y Alberdi, los dos viejos adversarios.

Alberdi mismo relatará el encuentro. Dice que cuando entró encontró a Rosas hablando con las damas en ingles, y lo describe como “un hombre entretenido y de cierta distinción”. Se dan la mano “con palabras corteses”, sin odios ni rencores. Conversan privadamente. ¿De que hablan ?

Según Alberdi, Rosas le pide decirle al general Urquiza que le está ...”intensamente agradecido por su conducta recta y justa hacia él; que si algo poseía hoy para vivir, a él se lo debía”... Reitera sus palabras de...”respeto y sumisión al gobierno nacional”... y “habla con moderación y respeto de todos sus adversarios”. (¿hay acaso muchos que actúen así, sin rencores?...esto no hace más que demostrar una vez más la grandeza de Juan Manuel de Rosas)

Con Alberdi hablan de cosas de la vida cotidiana en Inglaterra, de caballos ingleses y de su caballo, de su difícil situación económica, y le declara no haber traído dinero de Buenos Aires, pero sí todos sus papeles históricos en cuya autoridad descansa...”El dice que guarda sus opiniones, sin perjuicio de su respeto por la autoridad de la Nacion”(¿hay acaso muchos que actúen así, con ese respeto?

Dice Alberdi que Rosas no es fanfarrón ni arrogante, y que se muestra “juvenil y atento” a pesar que a sus 74 años se encuentra en el destierro y en la pobreza, abandonado de todos, calumniado e injuriado.

Esta entrevista inicia una amistad entre los dos hombres, y Alberdi llegará a comprender a Rosas.

En 1863, en correspondencia posterior Alberdi le dice a Máximo Terrero: ”...el señor Elizalde ha entrado en sus últimos trabajos diplomáticos con la misma política exterior que el general Rosas tuvo antes que conociera la Europa. Fiel a su destino se ve que Elizalde marcha siempre a raya del general Rosas ¡ Ah, si al menos imitasen su energía y dignidad” ”que justificación solemne recibe con todo esto el general Rosas”...

Le expresa que no quiere molestarlo..”en su retiro digno y laborioso”...y que Rosas “está dando lecciones a los generales americanos que la demagogia echa a las playas europeas, llenos de plata y ávidos de placeres” (1 de octubre de 1863)

En carta a Manuelita (13-01-1864) le dice que ...”difícilmente se puede dar cabeza que exprese la posesión de un talento superior tan elocuente como la de nuestro antiguo Jefe Supremo del Río de La Plata”... y agrega que “lord Byron habría envidiado la fascinación irresistible de su mirada”

A Terrero, el 19 de julio de 1863 ...” En el mismo lugar en que debiera tributarse elogio y respeto al general Rosas, que tuvo tan alto el estandarte de San Martín, lo ultrajan del modo más cobarde e ingrato”...” Me gusta mucho oírle a Ud. que el general Urquiza contempla y respeta al general Rosas, en lo que prueba cordura y sensatez”

Y todo esto no lo dice un “fanático Federal”. Lo dice un antigua adversario y enemigo político, en su madurez intelectual y despojado de pasiones.

Al saber del incendio de la chacra de Rosas, le escribe a Terrero diciendo que “ teme sea obra de los enemigos de Rosas con el fin de hacer desaparecer sus papeles” y el 8 de agosto de 1863, desde Caen...”La causa real del general Rosas se halla triunfante y respetada hasta en esos puntos más vulnerables, por sus enemigos; y él ¿es acusado criminalmente?”... Luego se pregunta porque ha sido procesado Rosas...”el único que lleva vida digna y se tiene en una reserva llena de decoro y de honor”.

Habla luego de su proyecto de una defensa de Rosas, y cree que ...”una corta Memoria, bien acompañada de una masa de documentos, sería más eficaz que un grueso libro”...y pidiendo disculpas de no haberlo visitado añade...…”El ejemplo de moderación y dignidad que está dando a nuestra América, despedazada por la anarquía, es para mí, una prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales”

El 14 de agosto de1864, en carta que contiene el plan de la Memoria propuesto por Alberdi, el mismo agrega que ...” El ejemplo de Rosas, de refugiado digno, resignado. Laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sino el de la vieja Roma” ...y comparándolo con otros generales desterrados en Europa, dice ...”solo él no ha conspirado para recuperar el poder, ni ha hecho la corte a los reyes, ni buscado espectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su trabajo de labrador, sin admitir favores de extraños”...”Es indigno y vergonzoso atacar a un hombre semejante y en semejante situación”...y opina que la “Memoria debe ser sin frases y reducirse a cifras, documentos y hechos: valor de la moneda en tiempo de Rosas y en la actualidad; la deuda de entonces y al de hoy; la ley que dio el poder a Rosas; sus renuncias; las aprobaciones Legislativas de sus actos; los títulos y honores recibidos; las fronteras de entonces y las de hoy; la fortuna que tuvo Rosas y la que tiene hoy”... y haciendo referencia al sable de la independencia agrega... ...”no hay que olvidar el testamento de San Martín”...”como vive en Europa y las atenciones de que es objeto” .

Cree que Rosas “debe defenderse hasta por patriotismo, por decoro de su país. …Callar sería dar la razón al que habla, aunque no la tenga”

En 1865 en carta a Terrero le dice que ...”Cuando veo la nación sin gobierno, yo le preguntaría a Urquiza ¿para que volteó a Rosas? ¿no dijo que Ud que era para organizar y constituir un gobierno nacional regular? Lo que hoy existe ¿es gobierno regular? ”

El 13 de marzo de 1866, hablándole a Terrero de su folleto “Crisis de 1866”...”Había una página en que parangonaba los gobiernos, o , más bien, las personas del general Rosas y del General Mitre, para hacer resaltar la enorme superioridad del primero.” ... y preocupado por la salud de Rosas ...”Hoy es necesaria su vida, no solo para ustedes y muchos amigos, sino para la historia y tal vez para el porvenir inmediato de nuestro País”

En 1867 dice Alberdi...”Mi pasado político me gobierna un poco, pero él no me impedirá, llegada la oportunidad que ha de venir, de tributar a la justicia histórica, en obsequio de muchos títulos que le asisten a él, el testimonio público de mis convicciones al su respecto”

Alberdi dirá también que . (J.B.Alberdi. Obras Completas, T.I. Bs.As. 1886)

“Mientras se levantan altares a San Martín –dice el ilustre escritor–, su espada está en Southhamptom, sirviendo de trofeo monumental a la tumba de Rosas, puesta en ella por la manos mismas del héroe de Chacabuco y Maipú” y agrega: “Su conducta en Europa no ha sido inferior a la de San Martín”.

Afirma que su respeto al vencedor, “sin coacción ni motivo de temor, es tenido en todo país civilizado como respeto liberal a la Ley. Este solo antecedente lo hace merecedor de que sea la tierra clásica de la libertad la que pese ligera sobre sus restos mortales”. Y en un rasgo de noble arrepentimiento exclama: “Yo combatí su gobierno. Lo recuerdo con disgusto”.

Alberdi - en un comienzo enemigo de Rosas - comprende finalmente su error y trata de enmendarlo. Una verdadera honestidad intelectual de este hombre singular, que reconoce los méritos de su viejo adversario, sin rencores ni pasiones. Otros en cambio terminaron escribiendo una “historia oficial” totalmente tergiversada.


EL CUADERNITO

Tanto en su época como posteriormente, y por distintos historiadores, a Rosas se le recriminó “no haber querido constituir el país” y haberse negado a dictar una constitución. Rosas si embargo pensaba antes debía organizarse bajo el “Pacto Federal” y recién cuando el país este libre de conflictos internos y dictadas las leyes provinciales, recién entonces dictar la Constitución Nacional. Sin esas condiciones previas, de nada serviría dictar “un cuadernito”. Para muchos eso solo era “una excusa del dictador”.

En febrero de 1873, Vicente G. Quesada y su hijo Ernesto visitan a Rosas en su destierro inglés. En la ocasión, esto es, veintiún años después de la batalla de Caseros, Rosas pasa revista a su gestión de gobierno y reitera su concepción del gobierno autocrático, de fuerza y paternal.

“Señor –le dijo de repente mi padre-, celebro muy especial esta visita y no desearía retirarme sin pedirle que satisfaga una natural curiosidad respecto de algo que nunca pude explicarme con acierto. Mi pregunta es esta; desde que usted, en su largo gobierno dominó al país por completo, ¿Por qué no lo constituyó usted cuando eso le hubiera sido tan fácil, y sea dentro o afuera del territorio, habría podido entonces contemplar satisfecho su obra con el aplauso de amigos y enemigos?

-Ah!- replico Rosas, poniéndose súbitamente grave y dejando de sonreír- lo he explicado ya en mi carta a Quiroga.

Esa fue mi ambición, pero gasté mi vida y mi energía sin poderla realizar. Subí al gobierno encontrándose el país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre si, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembrarse, sin política estable en lo internacional, sin organización interna nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en un verdadero caos, con la subversión mas completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos; un infierno en miniatura.

La provincia de Buenos Aires tenia, con todo, un sedimento serio de personal de gobierno y de hábitos ordenados, me propuse reorganizar la administración, consolidar la situación económica, y poco a poco, ver que las demás provincias hicieran lo mismo. Si el partido unitario me hubiera dejado respirar, no dudo de que, en poco tiempo, hubiera llevado el país hasta su completa normalización; pero no fue ello posible, porque la conspiración era permanente y en los países limítrofes los emigrados organizaban constantemente invasiones. Fue así como todo mi gobierno se pasó en defenderme de esas conspiraciones, de esas invasiones y de las intervenciones navales extranjeras; eso insumido los recursos y me impidió reducir los caudillos del interior a un papel más normal y tranquilo. Además, los hábitos de anarquía, desarrollados en veinte años de verdadero desquicio gubernamental, no podían modificarse en un día.

Todas las constituciones que se habían dictado eran de carácter unitario. Pero el reproche de no haber dado al país una constitución, me pareció siempre fútil porque no basta dictar “un cuadernito”, como decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades; es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y de gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso sino el reflejo exacto de la situación del país.

Nunca pude comprender ese fetichismo por el texto escrito de una constitución, que no se requiere buscar en la vida práctica sino en el gabinete de los doctrinarios; si tal constitución no responde a la vida real de un pueblo, será siempre inútil lo que sancione cualquier asamblea o decrete cualquier gobierno. El grito de “constitución”, prescindiendo del estado del país, es una palabra hueca”.
(JM Rosas)


EL PRIMER REVISONISTA

Sin conocerse personalmente,
Rosas y San Martin tuvieron una estrecha amistad y mutua admiración.

San Martín recibió honrado los homenajes realizados durante el Gobierno de Rosas, (los primeros recibidos desde su patria), tratándolo por primera vez de Libertador, cuando aun era ignorado y perseguido por algunos personajes, como Rivadavia y Alvear, y Mitre y Sarmiento después, que trataron de ocultar la grandeza de San Marín, debiendo luego admitirlo a su pesar, no sin antes ocultar y “limar” “ciertas aristas y opiniones” del Libertador.

San Martín a su vez podría considerarse el primer revisionista. :

“El objeto es tributar a Ud. Mis mas sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria de este viejo amigo; como lo acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado, y que como argentino me llena de verdadero orgullo, al ver la prosperidad, paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce Ud. De salud completa y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. este apasionado amigo y compatriota. QBSM (José de San Martín, B. Sur Mer, 6 de mayo de 1850)

La historiografía argentina surgida después de Caseros trató de justificar las acciones llevadas a cabo por emigrados argentinos, en contra de su patria, mandando agentes ante las cortes extranjeras propiciando el cercenamiento del territorio argentino o la intervención en el Río de La Plata, y a favor de proyectos pensados a miles de kilómetros. (y a su vez distorsionando y deformando todo lo actuado durante el gobierno de Rosas.) a tal punto que San Martín escribe ...”pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación , Española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer” (San Martín, 5 de agosto de 1838, en carta a Rosas) Iniciado el bloqueo anglo-francés ofrece sus servicios a Rosas (11 de enero de 1846) y el 10 de mayo de 1846, conocidos los sucesos de La Vuelta de Obligado, en carta a Rosas le dice considerar a esa contienda...” de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”.

Dice el Libertador...”que los argentinos no son empanadas que se comen con solo abrir la boca”, legando luego a Rosas en testamento su sable libertador de medio continente.” El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”. San Martín 3er. Artículo del testamento. “Correspondencia entre San Martín y Rosas” de Font Ezcurra. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, N°46. Enero Marzo 1997.

En marzo de 1849, Rosas contestó una carta al Libertador en los siguientes términos:

"Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo.
Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes."
(Juan Manuel de Rosas).

“...Como argentino me llena de un verdadero orgullo al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor, restablecidos en nuestra querida Patria y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán encontrado; deseo que al terminar su vida pública se vea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota”. “Q.B.S.M.” (Que besa sus manos) Firmado San Martín. Carta de José de San Martín a Juan Manuel de Rosas desde Boulogne Sur Mer del 6 de mayo de 1850. Extraída del libro de Font Ezcurra “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas N° 46

La historiografía oficial trata de ocultar esas opiniones del Libertador y escribir una “Fábula oficial”, opinando además que…”ni el polvo de tus huesos, la América tendrá”.


OPINIONES SOBRES ROSAS

Juan Bautista Alberdi:

“Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la expectabilidad de Rosas es hablar de la expectabilidad del país que representa”. (Juan Bautista Alberdi. Obras Completas, T.I. Bs.As. 1886. Afirmado originariamente en su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”). “Yo fui enemigo lo recuerdo con disgusto”.

“Rosas y la República Argentina son dos entidades que se suponen mutuamente; él es el que es, por ser argentino; su elevación se supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él refleja en su persona” (Alberdi. La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo. Valparaíso 1847)

Domingo F. Sarmiento:

“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Roas) Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas” . (
Domingo F. Sarmiento.“Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“. Santiago de Chile, 1845).

"Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas" (de Sarmiento a Ramos Mexía)

Florencio Varela:

“Se paseaba triunfante por las calles de Buenos Aires, hacía gala de su popularidad, recibía a todo el mundo, era un eco de alegría y de aplausos el que se alzaba por donde él pasaba; su casa era el pueblo, el pueblo lo amaba”. Florencio Varela. (Extraído de la obra de Manuel Gálvez, “La vida de Rosas”. Editorial Tor.

Emilio Ravigniani:

“Rosas... llegó un momento en que dominó por completo el escenario del país y su acción trascendió los límites de Argentina... Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes. Mas su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes se incubaron sus enemigos... A los personajes federales del interior, los envolvió en una trama amistosa tan fuerte y sutil que sin su conocimiento haría inexplicable la acción política desplegada. Con Estanislao López y Juan Facundo Quiroga estructuró la confederación a partir de 1831 sobre la base de un íntimo entendimiento... En la correspondencia sostenida con uno y otro y los respectivos actos de conducta aparenta dos ecuaciones personales diferentes fruto de una conciencia política proteiforme. Es un Príncipe Criollo”. Emilio Ravignani. Jurisconsulto, historiador y Profesor universitario. Uno de los creadores de la Nueva Escuela Histórica. Diputado de la Unión Cívica Radical desde 1936 por tres períodos. Testimonio extraído del libro de Fermín Chávez “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit. Theoría. Bs. As. 1991.

Ernesto Sábato:

“En muchas oportunidades como en una carta a Clarín en 1996, afirmé que es una triste muestra de inmadurez política y espiritual, el exilio póstumo de Juan Manuel de Rosas. Un hombre que luchó por la soberanía nacional contra potentes enemigos de afuera así como contra los argentinos que desde adentro los apoyaban... en esta ciudad de Buenos Aires hay calles que celebran la memoria de el tabaco o exigido salivaderas en los lugares públicos; pero no hay una sola calle y mucho menos una avenida para hombres como Rosas y Quiroga”. Expresiones vertidas por Ernesto Sábato. Físico- matemático, novelista y ensayista. Escritor premiado nacional e internacionalmente.

Juan Catriel:

“Juan Manuel es mi amigo. Nunca me he engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” Discurso del cacique pampa CATRIEL en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al poder en su segundo gobierno. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833. Recopilado por ADOLFO GARRETON. Edit. EUDEBA. Bs. As. 1975.

Nicasio:

“Que él había acompañado en cinco campañas a Juan Manuel y que siempre había de morir por él porque Juan Manuel era su hermano y el padre de todos los pobres”. Parte del discurso del Cacique Nicasio en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al gobierno por segunda vez. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833” Recopilado por Adolfo Garretón. Edit. EUDEBA.

Cipriano Catriel:

“Nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos”. Expresiones del Cacique Catriel, extraídas del libro “Roca y Tejedor” de Julio A. Costa.

José Antonio Ferry:

“Si hemos de reconocer la verdad histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisiones y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento de las respectivas leyes. Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del Gobernador”. José Antonio Terry, “Contribución a la Historia Financiera”. En el centenario de mayo de 1910. Artículo en el Diario La Nación y trascripto en su libro “Finanzas” 2da. Edición, Pág. 442. Terry fue Ministro de L. Sáenz Peña, Roca y Quintana.

Mitre:

“Sino queremos seguir exterminándonos los unos a los otros, sin alcanzar por ese medio bárbaro (guerra civil) la uniformidad que solo puede alcanzarse bajo la presión de un gobierno bárbaro como el de Rosas...” (Mitre a Urquiza luego de Pavón. 2-11-1861 JMR.tVI.p.396)

Laurent de l´Ardeche:

“Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya efectivamente en el elemento democrático, que Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que hace marchar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales. La guerra de los gauchos del Plata contra los unitarios de Montevideo representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjeros y encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo” (Palabras de Laurent de l´Ardeche, diputado socialista francés, el 8-01-1850 en le parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)

Palmerston:

“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio” (Dicho por Palmerston en el Parlamento Ingles al pedir la aprobación del tratado Southern-Arana)

Pedro De Angelis:

“La rada está llena de buques, los almacenes y tiendas rebosan. La aduana ya no sabe donde poner pipas y fardos, ni le alcanza el tiempo para hacer liquidaciones. Cada buque que llega trae onzas y emigrados. ¿Y en la Asamblea Nacional (de Francia) se discute si debe hacerse una expedición para pacificar el Río de la Plata. Y al que pide 3 mil hombres para sujetar a Rosas y a Oribe, se le aplaude y se le dice trés bien, trés bien.?

“sin agresiones exteriores, quiero decir europeas, el gobierno argentino en la posición que le ha dado la naturaleza es inexpugnable, tiene más de lo que necesita para hacerse respetar”


“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: Quien me la hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan, bailo.” (De Angelis.Dic 1850) JMR t.1.230)

Delisle:

“Rosas no tiene absolutamente ningún derecho...no ha sido elegido ni por el conjunto de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ni por Buenos Aires. Ha llegado al poder por la violencia y es mantenido solamente por el terror de sus crímenes…¿Tenéis los medios?…En el combate de Obligado sus fuerzas fueron avasalladas en un instante…Con 3.000 granaderos franceses arrollaríamos en un instante a esos gauchos cobardes…; algunas lanchas cañoneras y 10 millones de francos bastarán…Pero os pediré que agreguéis 4 ó 5 millones más para terminar de una manera honorable y digna de la grandeza de Francia un asunto conducido hasta ahora de manera tan vergonzosa y deplorable. El Paraguay, el Entre Ríos, el Brasil, solicitan una alianza ofensiva y defensiva que no nos costará nada…Podemos asegurarles un provenir contra las asechanzas de la pretendida Confederación Argentina. En un tiempo que estamos tan pobres de gloria y desde tanto tiempo. ¿el gobierno francés no debe aprovechar la ocasión de adquirir un poco de gloria?" (Diputado Delisle en la Asamblea Nacional de Francia. 30-4-1850) JMR La Caída. T.1-225

Juan Domingo Perón:

“El primero que después de San Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, él le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable libertador...” Carta de J.D. Perón del 20 de octubre de 1970 al historiador Fermín Chávez publicada por este historiador en su libro “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit Theoría. Bs. As. 1991.

Mis queridos padres

Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro adelanto y sino a los hechos:

En 1845 llegó a Buenos la abrumadora intervención Anglofrancesa; se libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia Argentina, sino glorioso porque en él se luchó por la por la eterna argentinización del Río de La Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por la política brasilera encarnada en el diplomático Vizconde de Abrantes.

Rosas con se tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor diplomático de su época, ¿no demostró serlo cuando en medio de la guerra recibió a Mr. Hood y haciendo amueblar lujosamente su casa dijo: Ofrézcansela al Mister, seguro de las ventajas que obtendría?

Nos demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba sólo con 800.000 habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque ésta siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo había ofendido; al día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a los Pozos la corbeta de Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante todo fue patriota.
(Original en Archivo de la Familia Perón. El teniente Perón escribía desde el Arsenal Esteban de Luca, lugar de su destino desde 1917

Urquiza:

“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948.

“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)

Mitre:

“Sino queremos seguir exterminándonos los unos a los otros, sin alcanzar por ese medio bárbaro ( guerra civil) la uniformidad que solo puede alcanzarse bajo la presión de un gobierno bárbaro como el de Rosas….” (Mitre a Urquiza luego de Pavón. 2-11-1861 JMR.tVI.p.396)

H.S.Ferns. (Investigador canadiense, residente en Gran Bretaña desde 1949. Decano y docente de la la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Birmingham)

“Bajo la dictadura de Rosas se produjo cierto movimiento de progreso sobre el cual las generaciones posteriores pudieron construir. En la extensa provincia de Buenos Aires se mantuvo la paz durante un largo período de tiempo. La frontera se desplazó hacia el sur y hacia el este, se eliminaron las perturbaciones sociales se conservó la independencia nacional. Había seguridad de la propiedad para todos aquellos que obedecieran a las autoridades públicas. Se respetaron cuidadosamente los derechos de los extranjeros conseguidos por tratados. El desarrollo comercial de la cría del ganado ovino agregó variedad y fuerza a a economía. Fue posible la acumulación de riquezas en manos privadas, tanto nacionales como extranjeras” (H.S.Ferns. Escritor canadiense radicado en Inglaterra. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.221)

"El régimen del general Rosas no se presentó de pronto al mundo para que se lo admirara o se lo vilipendiara, según el gusto o los intereses, ni asumió repentinamente un carácter definitivo, que lo distinguiera de sus predecesores y de sus sucesores. Surgió lentamente y su carácter se fue formando en gran medida respondiendo a las circunstancias y por designio del personaje que le dio nombre. Como fue durante muchos años la figura central de una controversia política, hasta el punto que terminó por convertirse casi en una figura simbólica. Rosas parecía asumir un carácter moral único. Para el estudioso de las actividades ordinarias de su gobierno, realizadas mes a mes y año a año, su política no presenta contraste de blanco o negro. Cuando dijimos que el general Rosas defendió con ahínco la independencia de la República Argentina, resistiendo a la intervención extranjera y la independencia de la provincia de Buenos Aires dentro de la Confederación de provincias argentinas, dijimos todo lo que puede decirse sobre sus principios. Todo lo demás era cuestión de oportunidad y acomodación de desarrollo y de presiones ejercidas primero y en un punto y luego en otro. Esto acaso explique los repetidos fracasos de sus enemigos, ya que ellos siempre tendieron a juzgarlo por sus declaraciones mas extremas y sus peores actos, lo cual les impidió apreciar sus condiciones para las negociaciones sagaces y solapadas". (Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.222)

"La única Ocasión en que el Gobierno británico fue más allá de las palabras en su trato con al Argentina, esto es durante la turbulenta época del general Rosas, quedó derrotado y admitió con toda franqueza que había sido derrotado." (H.S.Ferns.Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.486)

Parish:

“He tenido la satisfacción de ver muchas cosas de él. Su poder en el país es tan extraordinario como su modestia y moderación” (informa Parish a Londres) Los miembros del Gabinete de Rosas “son todos hombres honestos y de buena disposición”

Henry Southern:

“No es sensato juzgar con ligereza los motivos de un hombre que ha descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e inquietos del mundo y que lo a hecho con tal éxito que, aunque existan muchos motivos de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad mas negra. Tal vez sería ciertamente la señal de desorden y de luchas intestinas que reducirían el país a la miseria”.(Informe de Henry Southern a Palmerston). Los hechos le darían la razón a Southern, a tal punto que al poco tiempo de la caída re Rosas, el propio Urquiza recocería que:“Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. Mayo de 1852. J.M.Rosa. Tomo VI. P.34 – H.S.Ferns Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. p.297)

John Murray Forbes (cónsul de EEUU en Bs.As.):

“...en comunicaciones anteriores he tratado de hacer un esbozo de este hombre extraordinario…en términos generales es una persona de educación limitada pero se parece a esos extranjeros (farmers) que abundan en nuestro país y son considerados la mejor garantía de nuestra libertad…es sumamente suave de maneras y tiene algo de las reflexiones y reservas de nuestros jefes indios...no hace ostentación de saber pero toda su conversación trasluce un excelente juicio y conocimiento de los asuntos del país y el más cordial y sincero patriotismo…mucho se espera de sus condiciones personales…me declaró que la primera preocupación de su gobierno sería estrechar aún más las relaciones de amistad con el presidente y la nación norteamericana” (comunicación de J.M.Forbes a su gobierno con motivo de la asunción de Rosas al poder)

Herrera a Lamas:

“Hood, que fue en el Alecto, aún no ha sido recibido, y es opinión general que no lo será mientras el Gobernador de Buenos Aires no obtenga la satisfacción completa que solicita de Inglaterra. Crea usted que cuando lo veo proceder de este modo, me reconcilio algún tanto con él, porque al menos nos venga de las humillaciones, de las injusticias y de las maldades de esos orgullosos poderes, que son tan cobardemente guapos con los débiles” (Exiliados unitarios en Montevideo, con referencia a la misión Hood)

Los chilenos:

“Todos los chilenos nos avergonzamos que haya en Chile dos periódicos que defienden la legalidad de la traición a su país, y usted sabe quienes son sus redactores”.(General Pinto, ex presidente de Chile, le escribe al ministro plenipotenciario argentino)

La prensa:

“Triunfe la Confederación Argentina o acabe con honor, Rosas, a pesar del epíteto de déspota con que lo difaman, será reputado en la posteridad como el único jefe americano del sur que ha resistido intrépido las violentas agresiones de las dos naciones más poderosas del Viejo Mundo”; decía “O Brado de Amazonas”; De Río de Janeiro, el 13 de diciembre de 1845.

“O Sentinella da Monarchia”, del mismo origen, del día 17, se expresaba así: “Sean cuales fueran las faltas de este hombre extraordinario, nadie ve en él sino al ilustre defensor de la causa americana, el grande hombre de América, sea que triunfe o que sucumba”.


ENFERMEDAD Y MUERTE

Un día de marzo de 1877, el 12, en que Manuelita, anciana también, pues tiene sesenta y un años, se encuentra sola –Máximo se ha marchado, en febrero, a Buenos Aires, a gestionar la devolución de sus bienes–, es llamada desde Swanthling por el doctor Wibblin. Acude junto a su padre y lo encuentra gravemente enfermo. Ocurre que el jueves 8, don Juan Manuel, sin preocuparse del frío invernal, salió a la tarde a caballo para dirigir el encierro de unos animales. Había vuelto a la casa de la chacra con tos. La noche tenía fiebre. El médico a diagnosticado una congestión pulmonar, gravísima en un hombre de ochenta y cuatro años. Al otro día ha arrojado sangre y le ha sobrevenido la fatiga.

Cuando ese día 12, que es un lunes, llega Manuela, su padre está casi moribundo. Ella le escribe a Máximo: “¡Pobre Tatita! ¡Estuvo tan feliz cuando me vio llegar!”.

No obstante su gravedad, el enfermo dispone el turno de los que han de cuidarle. El martes reacciona un poco. Charla con ella y con el médico. Le ordena a su hija que vaya a descansar y que lo cuiden sus criados Mary Ann y Alice.

Es el 14 de marzo de 1877. A las seis de la mañana, Alice avisa a Manuela que su padre está muy mal. Ella salta de la cama, se instala a su lado, y lo besa muchas veces, como hacía siempre. Siente la mano helada:

- “¿Cómo te va Tatita?”.

Él la mira “con la mayor ternura” y le contesta:

- “No sé, niña...”

... y la niña de sesenta y un años –¡cuanta ternura hay en esa palabra “niña” dirigida a una mujer de su edad y en ese momento!– sale para ordenar que llamen al médico y al confesor: y cuando ella vuelve su padre ya no vive.

Ha muerto don
Juan Manuel de Rosas. Su entierro es muy sencillo y pobre: un solo coche y unas pocas personas. Pero algo le da grandeza del entierro de un héroe: sobre el féretro va una bandera argentina y la espada de San Martín. La más gloriosa espada de la Patria lo acompaña. Es como un trofeo ganado por su patriotismo y como símbolo de sus doce años de lucha por la independencia política, económica y espiritual de América.

En su tumba no se ha pronunciado ningún discurso. Pero pocos meses más tarde, Juan Bautista Alberdi escribe unas bellas palabras, que son una oración ante sus restos.

“Mientras se levantan altares a San Martín –dice el ilustre escritor–, su espada está en Southhamptom, sirviendo de trofeo monumental a la tumba de Rosas, puesta en ella por la manos mismas del héroe de Chacabuco y Maipú” y agrega: “Su conducta en Europa no ha sido inferior a la de San Martín”.

Afirma que su respeto al vencedor, “sin coacción ni motivo de temor, es tenido en todo país civilizado como respeto liberal a la Ley. Este solo antecedente lo hace merecedor de que sea la tierra clásica de la libertad la que pese ligera sobre sus restos mortales”. Y en un rasgo de noble arrepentimiento exclama: “Yo combatí su gobierno. Lo recuerdo con disgusto”.

Pero allá en la patria lejana, donde gobiernan hombres pequeños, casi nadie opina como Alberdi. He aquí que los parientes de Rosas mandan a decir una misa por su alma.

Trátase de una ceremonia absolutamente privada, del legítimo derecho de rogar al Altísimo por un muerto. Pero el “liberal” gobierno de la provincia prohíbe la misa. Uno de los ministros que firmaron el dictatorial decreto es Vicente Quesada, aquel diplomático que lo visitó en 1873. Dios lo castigará más tarde, encendiendo en el alma de su hijo, del muchacho que lo acompaña, una auténtica pasión por la justicia histórica que le convertirá en una de las columnas de rehabilitación del condenado.

(Manuel Gálvez. Vida de don Juan Manuel de Rosas. t III. p.924.Ed.Arg.1974)

A pesar de su desaparición física, DON JUAN MANUEL DE ROSAS NO HA MUERTO.

Fuentes:

- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

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