Jauretche y el periodismo


Los profetas del odio


"Mientras los totalitarios reprimen toda información y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses. Grupos capitalistas tienen en sus manos la universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la radiotelefonía. No necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes.

Les basta con impedir que ellos se formen. Dan a los pueblos la oportunidad de pronunciarse por una u otra agrupación política, pero previamente imposibilitan materialmente la formación de fuerzas políticas que respondan a las necesidades populares y cuando ellas existen, tal como existía entre nosotros la Unión Cívica Radical, movilizan para el soborno sus cuantiosos medios económicos, como lo hicieron para provocar el levantamiento de la abstención radical, y la coparticipación de los dirigentes en los crímenes contra el Pueblo y la Nación."

"Monopolizados los grandes medios de formación de la opinión pública, medidas policiales y administrativas, como las limitaciones al derecho de reunión y a la circulación postal entre nosotros, perfeccionan la sutil tiranía de los financieros. Un director del trust eléctrico, o de cualquier otro trust, tiene hoy en sus manos el control de todas las noticias, de todos los editoriales, de todos los comentarios periodísticos. Desde sus despachos sale debidamente controlado el material informativo con que ha de nutrirse el ciudadano. De su visto bueno depende el buen nombre de un candidato, de un partido, de una acción cualquiera. El ciudadano tiene la ilusión que elige y sólo se limita a escoger entra la reducida lista que los financieros han decretado apta para el consumo popular. El político y su partido lo saben y sabe por consecuencia que antes de someterse a la elección popular ha de tener el visto bueno de los financieros, y este visto bueno se obtiene a cambio de la entrega de los intereses populares. Cuando el día del comicio llega, el pueblo no elige sino dentro de la opción que los financieros le proporcionan."

" Esto ocurre aquí y en cualquiera de las llamadas grandes democracias. Mientras en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en los 'democráticos' es un paralítico con la ilusión de la libertad al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos. Proponemos un auténtico ideal democrático. El sometimiento de las fuerzas de las finanzas al interés colectivo. El estado que queremos debe ser fuerte para hacernos libres. No el estado totalitario cuyo fin es ahogar al hombre para realizarse, sino el estado que ahoga la tiranía del dinero para realizar al hombre, y así, en el terreno de la formación de la opinión pública, la solución democrática consistirá en sustituir la libertad de empresa periodística o radiotelefónica, que es la libertad de los grupos plutocráticos para hacer su prensa o su radio e impedir toda otra, por la libertad de presa sólo lograble cuando ella no tenga que depender de los intereses capitalistas. Solución ésta que requiere una Argentina Liberada, ya que como dije antes, la finanza es extranjera. El problema que en los países plutocráticos es un problema puramente interno, entre nosotros, está vinculado a la existencia de una soberanía nacional auténtica. Necesitamos liberar a la Nación para liberarlos dentro de ella". Opinión Pública y Democracia. 17/11/1941. Escritos Inéditos - Corregidor 2002.

"Porque los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías. La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del estado, aunque más hipócrita, porque le libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden". Los Profetas del Odio y la Yapa. La colonización pedagógica. A. Peña Lillo Editor. Marzo 1975.

"Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe que no se debe mencionar, que camino no hay que aconsejar, que cosas son inconvenientes" Los Profetas del Odio y la Yapa. La colonización pedagógica. A. Peña Lillo Editor. Marzo 1975.